La Pampa | Que Ntra. Sra. de Luján nos cuide como una Madre sabe hacerlo siempre, la intención es una síntesis del mensaje brindado en la invocación religiosa protagonizada por el Capellán Castrense de GNA, Padre Víctor Hugo Massaroti. El viernes último, los efectivos del Móvil IV de Gendarmería Nacional Argentina, Gral. Acha, quienes Apadrinan a la Escuela 144, Eduardo Hansen de la localidad de Unamé, distante a unos 60 kilómetros de la ciudad de Gral. Acha, La Pampa, acudieron al establecimiento, para celebrar junto a la comunidad educativa el 25 de mayo de 1810.

Motivo por el cual, una comisión del Móvil IV, de GNA, Gral. Acha, junto a nuestro Capellán se presentaban y compartían junto a los niños, docentes, padres y familiares el acto, donde además disfrutaron de danzas folklóricas, representaciones alusivas y el tradicional chocolate con pasteles. Es de destacar, que a la hora de la invocación religiosa, el Padre Massaroti, elegía recordar a los Patriotas de Mayo, de entre los nueve hombres del Primer Gobierno Patrio, resaltó la figura del Dr. Manuel Alberti.

Así se refería, “estamos ante un hombre que entendió el valor de la libertad y los derechos del hombre, que expresó sus ideas en la Gaceta de Buenos Aires, el segundo Diario de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Un Periodista nato, un prócer con Sotana que entendió que, el Virrey Cisneros debía renunciar para dar paso a los nuevos tiempos”.

Continuando con su reseña, señaló, “aquellos Sacerdotes poseían, sabiduría, pluma y pasión por la verdad y la libertad del pueblo del vasallaje español. Por eso en este día, damos gracias a Dios por esta tierra conquistada para Cristo y María, en clara convicción que la vida humana es un bien sagrado que siempre es necesario defender y respetar.

Los Sacerdotes del Siglo XIX, decía el Padre Víctor Hugo Massaroti, fueron una advertencia que era necesario construir respuestas urgentes desde el Evangelio y desde la fe, a la caída del dominio español desde una nueva sociedad, camino a la independencia. Los restos mortales del Padre Manuel Aberti, bien pudieran estar en el lugar más ruidoso y transitado de Buenos Aires, cerca del Obelisco, donde se levantaba la Iglesia de San Nicolás”.

Por último, destacó, “los nueve hombres del Cabildo, juraron por los Santos Evangelios, poniendo la mano derecha sobre ellos, nosotros ponemos nuestro corazón para que, el todo poderoso, lo cambie. Y a la Virgen de Luján le pedimos que nos cuide, como solo una Madre de verdad sabe hacerlo siempre”.-