Papa Francisco | Los invito a no escatimar esfuerzos para que las normas del derecho internacional humanitario sean bienvenidas en los corazones de los encargados de su pastoral, el pedido fue formulado por el Santo Padre a los participantes del Curso internacional de Capellanes Militares Católicos. Todo sucedía en la mañana de hoy, en el Palacio Apostólico Vaticano, donde el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a los participantes en el V Curso Internacional para la formación de capellanes militares católicos en el derecho internacional humanitario, sobre el tema: «La privación de libertad en situaciones de conflicto armado. La misión de los capellanes militares «, que tiene lugar en Roma, en el Institutum Patristicum Augustinianum, del 29 al 31 de octubre.

Luego del saludo a los presentes, el Santo Padre recordó parte del mensaje que brindaba en el curso de hace cuatro años atrás, donde resaltó, “(…) al recibir a los participantes en la edición anterior de este curso de capacitación, hice hincapié en la necesidad de rechazar la tentación de considerar al otro como un enemigo para ser destruido y no como una persona, dotada de dignidad intrínseca, creada por Dios para imagen propia. También te insté a recordar siempre, incluso en medio de las laceraciones de la guerra, que cada ser humano es inmensamente sagrado [1]”.

Al respecto, subrayó, “esta exhortación, que deseo renovar hoy, adquiere una importancia aún más apremiante con respecto a las personas privadas de libertad personal por razones relacionadas con conflictos armados, ya que la vulnerabilidad debido a la condición de detención se ve agravada por el hecho de que están en manos de las fuerzas de combate adversas”. En este sentido, el Santo Padre nos alertó, “no es infrecuente que las personas detenidas en el contexto de conflictos armados sean víctimas de violaciones de sus derechos fundamentales, incluidos abusos, violencia y diversas formas de tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes”.

Avanzando, el Pontífice, resaltó, “el derecho internacional humanitario contiene numerosas disposiciones relativas a la protección de la dignidad de los presos, especialmente en lo que respecta a la ley aplicable a los conflictos armados internacionales”. Agregando, “la base ética y la importancia crucial de estas normas para salvaguardar la dignidad humana en el contexto trágico de los conflictos armados significan que deben respetarse y aplicarse de manera adecuada y rigurosa”.

Continuando, le pidió a los Obispos Castrenses y Capellanes militares, “(…) los invito, en el cumplimiento de su misión de formar la conciencia de los miembros de las fuerzas armadas, a no escatimar esfuerzos para que las normas del derecho internacional humanitario sean bienvenidas en los corazones de los encargados de su pastoral”.

También, el Santo Padre les dijo, “los ministros de Cristo en el mundo militar son también los primeros ministros del hombre y sus derechos fundamentales. Pienso en aquellos que están cerca de los militares en situaciones de conflicto internacional, llamados a abrir sus conciencias a esa caridad universal que acerca al hombre al hombre, sea cual sea su raza, nacionalidad, cultura o religión”.

Avanzando en su mensaje, Su Santidad Francisco, les recordó que previo a alcanzar lo último señalado, de haber un, “(…) trabajo preventivo, que es un trabajo educativo, complementario al de las familias y las comunidades cristianas. Se trata de formar, personalidades abiertas a la amistad, la comprensión, la tolerancia, la bondad, el respeto por todos; jóvenes atentos al conocimiento del patrimonio cultural de los pueblos, comprometidos con la ciudadanía universal, para fomentar el crecimiento de una gran familia humana”.

Por último, el Santo Padre declaró, “(…) deseo reafirmar la importancia que la Santa Sede atribuye al derecho internacional humanitario y expresar la esperanza de que se respeten las normas que contempla en todas las circunstancias”. Ratificando, “(…) la Santa Sede continuará contribuyendo a las discusiones y negociaciones dentro de la familia de las naciones”.

A continuación compartimos con ustedes la interpretación del italiano al castellano del mensaje brindado por Su Santidad Francisco:

Queridos hermanos y hermanas:

Me complace darle la bienvenida con ocasión del V curso internacional de capacitación para capellanes militares católicos en derecho internacional humanitario, dedicado al tema «La privación de la libertad personal en el contexto de los conflictos armados». La misión del capellán militar». Agradezco al cardenal Peter Turkson por las amables palabras que me dirigió en su nombre.

Hace cuatro años, al recibir a los participantes en la edición anterior de este curso de capacitación, hice hincapié en la necesidad de rechazar la tentación de considerar al otro como un enemigo para ser destruido y no como una persona, dotada de dignidad intrínseca, creada por Dios para imagen propia. También te insté a recordar siempre, incluso en medio de las laceraciones de la guerra, que cada ser humano es inmensamente sagrado [i].

Esta exhortación, que deseo renovar hoy, adquiere una importancia aún más apremiante con respecto a las personas privadas de libertad personal por razones relacionadas con conflictos armados, ya que la vulnerabilidad debido a la condición de detención se ve agravada por el hecho de que están en manos de las fuerzas de combate adversas. No es infrecuente que las personas detenidas en el contexto de conflictos armados sean víctimas de violaciones de sus derechos fundamentales, incluidos abusos, violencia y diversas formas de tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes.

¡Entonces muchos civiles son objeto de secuestros, desapariciones forzadas y asesinatos! Entre ellos, también hay numerosos hombres y mujeres religiosos, de los cuales no hay más noticias o que han pagado con sus vidas su consagración a Dios y al servicio del pueblo, sin preferencias ni prejuicios de banderas y nacionalidades.

Aseguro mis oraciones por todas estas personas y sus familias, para que siempre puedan tener el coraje de seguir adelante y no perder la esperanza.

El derecho internacional humanitario contiene numerosas disposiciones relativas a la protección de la dignidad de los presos, especialmente en lo que respecta a la ley aplicable a los conflictos armados internacionales. La base ética y la importancia crucial de estas normas para salvaguardar la dignidad humana en el contexto trágico de los conflictos armados significan que deben respetarse y aplicarse de manera adecuada y rigurosa. Esto también se aplica a los detenidos, independientemente de la naturaleza y gravedad de los delitos que puedan haber cometido. El respeto a la dignidad y la integridad física de la persona humana, de hecho, no puede ser un afluente de las acciones realizadas, pero es un deber moral al que se llama cada persona y cada autoridad.

Queridos Ordinarios y Capellanes Militares, los invito, en el cumplimiento de su misión de formar la conciencia de los miembros de las fuerzas armadas, a no escatimar esfuerzos para que las normas del derecho internacional humanitario sean bienvenidas en los corazones de los encargados de su pastoral. Las palabras del Evangelio contenidas en el gran «protocolo» o gran regla de conducta son su guía: «Estaba en prisión y usted vino a verme» (Mt 25:36).

Se trata de ayudar a esa parte particular del pueblo de Dios a su cuidado a identificar en la herencia común que une a todos los hombres, y que deriva su origen de la ley natural, aquellos elementos que pueden convertirse en un puente y una plataforma para reunirse con todos. Los ministros de Cristo en el mundo militar son también los primeros ministros del hombre y sus derechos fundamentales. Pienso en aquellos que están cerca de los militares en situaciones de conflicto internacional, llamados a abrir sus conciencias a esa caridad universal que acerca al hombre al hombre, sea cual sea su raza, nacionalidad, cultura o religión.

Pero antes de esto hay trabajo preventivo, que es un trabajo educativo, complementario al de las familias y las comunidades cristianas. Se trata de formar personalidades abiertas a la amistad, la comprensión, la tolerancia, la bondad, el respeto por todos; jóvenes atentos al conocimiento del patrimonio cultural de los pueblos, comprometidos con la ciudadanía universal, para fomentar el crecimiento de una gran familia humana. El Concilio Vaticano II llama a los militares «ministros de seguridad y libertad de los pueblos» (Cost. Past. Gaudium et spes, 79): ustedes están en medio de ellos porque estas palabras, que la guerra ofende y cancela, pueden ser realidad, pueden dar sentido a la vida de tantos jóvenes y menos jóvenes que, como soldados, no quieren ser despojados de los valores humanos y cristianos.

Queridos hermanos y hermanas, el 12 de agosto de 1949 se firmaron en Ginebra los Convenios para la protección de las víctimas de la guerra. En este 70 aniversario, deseo reafirmar la importancia que la Santa Sede atribuye al derecho internacional humanitario y expresar la esperanza de que se respeten las normas que contempla en todas las circunstancias. En su caso, deben aclararse y fortalecerse aún más, especialmente con respecto a los conflictos armados no internacionales, y en particular la protección de la dignidad de las personas privadas de libertad personal por razones relacionadas con estos conflictos.

Les puedo asegurar que la Santa Sede continuará contribuyendo a las discusiones y negociaciones dentro de la familia de las naciones. Te encomiendo la intercesión de la Virgen María, Madre de la Misericordia, y te imparto cordialmente mi bendición a ti y a tus seres queridos. Y tú también, por favor ora por mí. Gracias!

 

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[i] Cfr. Discurso a los participantes en el IV Curso de capacitación para capellanes militares sobre derecho internacional humanitario, 26 de octubre de 2015.