Respeto Religioso | ¿Hasta cuándo se ofenderá en la Argentina a los cristianos?, con esta pregunta titulan la carta difundida el 14 de octubre del presente año, Respeto Religioso, la red de instituciones y ciudadanos comprometidos cuya meta es, responder eficazmente ante un ataque o agravio a lo sagrado de la fe católica. A la recientemente carta difundida por la CEA (Conferencia Episcopal Argentina), Respeto Religioso se suma al repudio que provocó la interpretación libre de la obra “Theodora” en el Teatro Colón, en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
A continuación, compartimos la carta de Respeto Religioso en forma completa:
Buenos Aires, 14 de octubre de 2021
¿Hasta cuándo se ofenderá en la Argentina a los cristianos?
Estos días ha crecido la polémica e indignación, con razonables motivos, por lo sucedido con
la obra “Theodora”, de Haendel, en el Teatro Colón, en una muy libre interpretación que
generó objetivas ofensas a la fe cristiana. A esto se suma una muestra de arte en el Centro
Cultural Recoleta que contiene imágenes agraviantes a la Virgen María.
Muchos ciudadanos, e instituciones muy representativas de nuestra sociedad como la
Conferencia Episcopal Argentina, la Corporación de Abogados Católicos, y la Asociación
Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) por citar algunas, han cuestionado que se
utilicen fondos públicos y en lugares emblemáticos de la cultura, para agraviar la fe de la
mayoría de los argentinos. Todo esto generalmente apoyado y hasta promovido por
funcionarios públicos, como en este caso el Ministro de Cultura de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y, por omisión, sus máximas autoridades.
Señalar el dolor e indignación que nos producen estos actos no es censura: es ejercicio de
nuestra propia libertad de expresión. ¿Por qué hay libertad de expresión para agraviar al
sentimiento religioso, pero no para señalar el agravio?
Comprendemos y valoramos la libertad artística. Más allá de la molestia y pena que a
cualquiera le causa sentirse burlado y agraviado, en principio poco podríamos decir si estos
hechos hubiesen ocurrido en un ámbito privado, costeados por quienes sin respeto por el
otro ni buen gusto eligen agraviar a los creyentes deformando una obra de arte bella, que
precisamente exalta el valor de la fe. Lo que sin embargo resulta intolerable no es ese
ejercicio poco feliz de la libertad de expresión, sino que los agravios ocurran en lugares
que son de todos, y pagados por nuestros impuestos.
No queremos censurar a nadie. Nuestra crítica no se dirige a los artistas, cuyo dudoso gusto
ciertamente no compartimos. Se dirige a los funcionarios que dedican fondos públicos
escasos a agraviar a los creyentes, y además lo hacen de mala fe, porque los espectadores
asistieron engañados a ver una obra que resultó mutilada y alterada para introducir textos
abiertamente ofensivos a la fe católica. No sería distinto si los sentimientos ultrajados
hubieran sido los de otra confesión religiosa: se trata de un uso absolutamente inaceptable
de fondos públicos en un Estado de Derecho y en una sociedad que, precisamente porque
es plural, debe respetar celosamente a los demás.
RESPETO RELIGIOSO
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