Seamos dóciles al Espíritu Santo para salir al encuentro y servicio de los hermanos

31 mayo, 2019

Seamos dóciles al Espíritu Santo para salir al encuentro y servicio de los hermanos, el pedido es de nuestro Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, quien en el día de la Fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María a Santa Isabel, remitía un documento dirigido a sus diocesanos. En la carta también declaró, que desea que este día, “(…) sea el día de las misiones diocesanas Castrenses y de cada misionero, poniéndonos bajo el amparo de María”.

A continuación compartimos el documento remitido por Mons. Santiago Olivera Obispo Castrense de Argentina:

Fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen María a Santa Isabel

31 de mayo de 2019 Día de las Misiones Diocesanas

Prot. 103/19

Himno

Y salta el pequeño Juan

en el seno de Isabel.

Duerme en el tuyo Jesús.

Todos se salvan por él.

Cuando el ángel se alejó,

María salió al camino.

Dios ya estaba entre los hombres.

¿Cómo tenerle escondido?

Ya la semilla de Dios

crecía en su blando seno.

Y un apóstol no es apóstol

si no es también mensajero.

Llevaba a Dios en su entraña

como una pre-eucaristía.

¡Ah, qué procesión del Corpus

la que se inició aquel día!

Y, al saludar a su prima,

Juan en el seno saltó.

Que Jesús tenía prisa

de empezar su salvación.

Desde entonces, quien te mira

siente el corazón saltar.

Sigues salvando, Señora,

a quien te logre encontrar.

Queridos diocesanos:

En éste día de la Visitación de la Santísima Virgen María quisiera que, puesta la mirada en ella, nos renueve a todos los deseos de ser dóciles al Espíritu Santo para salir al encuentro y servicio de los hermanos; por eso me parece oportuno que cada 31 de mayo, Fiesta de la Visitación de la Santísima Virgen a su prima Santa Isabel, sea el día de las misiones diocesanas Castrenses y de cada misionero, poniéndonos bajo el amparo de María.

Un apóstol no es apóstol si no es también mensajero como reza en el Himno que propongo para que meditemos. Sabemos que no podemos callar aquello que hemos vivido, que hemos conocido, no podemos reducir a nuestras sacristías, a nuestras unidades militares o de seguridad el mensaje, sino que debe llegar a todos y debe plasmarse en una cultura cristiana y evangélica. Es oportuno recordar aquí lo que nos dijo el Papa Francisco, es propio de cada cristiano decir: “Soy misión”.

“Lo que importa es evangelizar —no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces— la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio…, tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones de las personas entre sí y con Dios”.[1]

Somos testigos en éste tiempo que algunos intentan una cultura que se aparte de Dios, ignorarlo o vivir como si Él no existiera. Una cultura que va transitando por caminos y propuestas que sabemos son contrarias al hombre, como así a la fe y a la vida trascendente y religiosa.

Necesitamos ser una Iglesia más santa para anunciar el Evangelio en este mundo, un Evangelio y una fe que se hagan cultura en valores, en criterios, en puntos de partida. ¿A quién no le da pena ver a tantos jóvenes embanderados con una postura contraria a la vida?, impacta realmente y nos cuestiona en el mejor de los sentidos a los creyentes. Debemos ser creativos en ¿cómo llegar y presentar el gozo del Evangelio?, un Evangelio que libera, que no ata, un Evangelio que es anuncio de Buena Noticia de salvación, un Evangelio que es anuncio de una vida más plena.

Buscando desde el Evangelio nuestro renovado aporte a nuestras Instituciones, en esta fiesta de la Visitación quiero que sea el día de las misiones en nuestra Diócesis, para rezar por aquellos que salen a anunciar, pensando en nuestras misiones diocesanas, en las misiones de nuestras religiosas y consagradas, en nuestras misiones en las Fuerzas Armadas y de Seguridad, nuestras misiones de verano de nuestros seminaristas, Capellanes de nuestra diócesis y aún aquellos que acompañan en las Misiones de Paz fuera del País.

Queremos ser en nuestra diócesis “una comunidad evangelizada y evangelizadora. Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora. La orden dada a los Doce: «Id y proclamad la Buena Nueva», vale también, aunque de manera diversa, para todos los cristianos”.[2]

Que María, la mujer que no hizo alarde de su categoría de ser Madre de Dios, sino que se puso en camino, nos ayude también a ponernos en camino, a salir al encuentro de los hermanos, a buscar las periferias existenciales, a conocer el sufrimiento y el dolor, acompañando a los hombres y mujeres de nuestras fuerzas, de nuestro tiempo, a sostener a los que más sufren, a visitar a los enfermos y a los presos y a compartir la alegría gozosa del Evangelio. Así cómo nos invita el Papa Francisco en el inicio de Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. …quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría…”[3] El Papa Francisco nos invita en esta nueva etapa evangelizadora a tener una opción misionera capaz de transformar todo. La Iglesia como en tiempos del Concilio se encuentra frente a una gran tarea, y debe infundir en las venas de la humanidad actual los valores del Evangelio frente a la crisis de humanidad.

Como bautizados vivamos esta extraordinaria responsabilidad que nos encomienda el Señor, hagámoslo imitando a la Madre en su Visitación a Isabel. Vivámosla con alegría y empeño para que en nuestro pueblo reine realmente la verdad, la justicia, la libertad y el amor. Vivamos esta vocación misionera permaneciendo asiduos en la escucha de la Palabra de Dios como lo hizo la Madre y salgamos cada día para anunciar con la verdad del Evangelio, confiados en la intercesión de la Madre.

Les envío a todos mi Bendición.

+Mons. Santiago Olivera

 Obispo para las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales

de Seguridad de la República Argentina

(Obispado Castrense)

[1] EXHORTACIÓN APOSTÓLICA DE SU SANTIDAD PABLO VI «EVANGELII NUNTIANDI», N° 20.

[2] Ídem N° 13.

[3] EXHORTACIÓN APOSTÓLICA EVANGELII GAUDIUM DEL SANTO PADRE FRANCISCO, N°1

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