Mons. Olivera | Los cristianos estamos llamados a dejarnos iluminar por el Señor, a iluminar nuestra realidad con la luz que Jesús nos da, para ver en profundidad y saber discernir que siempre Él ilumina, así lo expresaba el Obispo Castrense de Argentina, al compartir su Homilía durante la Santa Misa. Fue en la noche del domingo 19 de marzo, en el cuarto Domingo de Cuaresma, en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, en cuya celebración, el Obispo admitió al candidato, Almirante VGM (R), Carlos Alberto Paz al Diaconado permanente.
Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina, concelebraron, el Capellán Mayor del Ejército Argentino, Padre Eduardo Castellanos, el Capellán Mayor de la Armada Argentina, Padre Francisco Rostom Maderna, el Capellán Mayor de la FAA, Padre César Tauro, el Capellán Mayor de GNA, Padre Jorge Tauro el Párroco de Luján Castrense, Mons. Alberto Pita. También fueron concelebrantes, el Rector del Seminario Diocesano, Capellán Padre Daniel Díaz Ramos, el Vicerrector y encargado del Diaconado, Padre Diego Pereyra y los Capellanes Castrenses, Padre Charbel Makhlouf y Padre Hernán Vigna.
En la Homilía, Mons. Santiago señalaba en el comienzo, “la Iglesia Diocesana Castrense, la Iglesia particular Castrense, es tan peculiar que está pensada para servir a los hombres y las mujeres de las Fuerzas y también a sus familias, como es importante recordar, que servimos a aquellos que nos sirven, que entregan su vida por amor a Dios, por amor a la Patria, por amor a su gente, por amor a su pueblo. Hoy en nuestra Diócesis, admitimos como candidato a las Sagradas Ordenes a Carlos Alberto Paz, a quien agradecemos su generosidad, lo mismo que a su esposa Helen y su familia, porque sin lugar a duda son respuesta al Señor, que invita a seguirlo más de cerca, en un servicio más particular, que toca la vida y el núcleo de la familia, así que damos gracias a Dios”.
Además, el Obispo señalaba, que actualmente, “(…) hay cuatro hermanos nuestros, que se encuentran haciendo el camino para servir como Diáconos”. Más adelante, preguntaba: “¿Qué es, lo que hace un Diácono, cuando, por ejemplo, Carlos se ordene o cuando vemos un Diácono? Aquí tenemos la presencia de un Diacono Permanente de otra Diócesis hermana, pero miembro de las Fuerzas Armadas, integrante de la Armada Argentina”.
Un Diácono puede Bautizar, puede Casar, puede Bendecir, puede presidir las exequias, pero más que todo eso, es, un signo de Cristo Servidor, allí en la atención a los más pobres, a los más alejados en la formación y en la catequesis, ésta es la misión y este es el camino. De un modo formal hoy Carlos comienza; hace un tiempo que se formó, que conversó conmigo y los formadores, pero hoy la Iglesia oficialmente lo recibe formalmente como candidato a las Sagradas Ordenes y damos gracias por él, por su familia y por este servicio”.
Más adelante, Mons. Olivera se refirió al Evangelio, “la Iglesia nos comparte la lectura del libro de Samuel, tan lindo en el sentido de que nos invita a pensar, que Dios no mira -como bien dijo la escritura-, como miramos los hombres, sino que mira no apariencias, sino el corazón”. Resaltando en otro tramo, “tenemos que pedirle siempre la gracia al Señor de poder mirar con el corazón, porque nosotros somos imagen y semejanza de Dios. Qué bueno que nosotros pudiéramos destacarnos por mirar al corazón, porque mirando al corazón nos parecemos más a Dios.
Mirar al corazón, es observar con mayor compresión, mirar al corazón no es convertirnos en jueces, de lo que las apariencias nos dicen. Mirar al corazón nos hace mirar en profundidad, podríamos decir, como abajo del agua, no nos hace detenernos en las cosas superfluas sino en las que Dios quiere”.
Ahondando, Mons. Santiago compartía, “(…) hemos escuchado la lectura del Apóstol Pablo el tema de la luz, la Iglesia lo hace en este domingo, que llama, domingo de Laetare, domingo de alegría”. Además, destacaba, “(…) la Iglesia acompaña a aquellos que se preparan para el bautismo, este tiempo de la Cuaresma es un tiempo que debemos renovar nuestro bautismo, el día de nuestro bautismo, hemos sido iluminados por Jesús”.
Siguiendo, el Obispo agregó, “en nuestro bautismo y en los bautismos que hemos participado vemos que se entrega una vela, y el Sacerdote, el que bautiza, el Obispo, el Diácono, dice al recién bautizado, pero en el nombre de los padres y padrinos, <<la Iglesia les confía la misión de acrecentar esta luz>>. Para que la luz nunca se apague, para que vivamos iluminados por Jesús, para ser hijos de la luz, los cristianos estamos llamados a ser hijos de la luz”.
Completando, Mons. Olivera, nos pedía, “así como la luna refleja la luz del sol, los cristianos debemos reflejar en nuestra vida la luz del sol de justicia que es Jesucristo. Estamos llamados a dejarnos iluminar por Él, estamos llamados a iluminar nuestra realidad, nuestro ambiente, nuestra familia con la luz que Jesús me da, para ver en profundidad y saber discernir que siempre el Señor ilumina”.
En el final de la Homilía, el Obispo hacía referencia al Evangelio de San Juan, “(…) este milagro, en este proceso de curación del ciego de nacimiento, este signo, este relato en el encuentro con esta persona que no podía ver. Que este testimonio, nos ayude a descubrir la obra de Dios, nos ayude a descubrir la presencia de Dios en medio nuestro.
Que nos ayude a poder ver el paso de Dios en nuestra vida, sobre nuestra realidad, sobre nuestra historia, el paso y su presencia. El Señor quiere iluminar nuestra vida, de hecho, el Señor ilumina siempre nuestras vidas, acerquémonos confiados a la gracia y dejémonos tocar por Él para que podamos ver justamente lo que el Señor nos ofrece y nos permite ver para gloria suya”.-
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