Mons. Olivera | No temamos porque Cristo nos da la confianza, porque la fe es justamente, decirle al Señor Jesús, en voz confío y esa confianza en Jesús es poner nuestra vida en su presencia, así lo señalaba el Obispo Castrense al compartir la Homilía durante la celebración de la Vigilia Pascual. El último sábado 8 de abril, en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), Mons. Santiago Olivera presidió la celebración.
En la Homilía, el Obispo decía, “en la noche del Pesaj -este año coincide la Pascua Judía con nuestra Pascua- los niños de la familia preguntan a los padres, a los abuelos: ¿por qué es, ésta una noche distinta? Y allí, los mayores relatan justamente: porque Dios los había liberado de la esclavitud, los había liberado del pueblo egipcio”.
Continuando, agregó, “nosotros también, podríamos decir con toda verdad, que esta es la madre de las vigilias, es la Misa por excelencia, estamos celebrando el acontecimiento medular y central de nuestra vida de fe. La celebración más larga pero tan rica y sin lugar a duda una buena oportunidad para hacer oración, comprendiendo los signos, ahondando mucho más en esta riqueza de Dios, que año tras años quiere regalarnos y renovarnos”.
Seguidamente, Mons. Santiago señalaba, “hemos hecho la Liturgia del fuego en el inicio, en la entrada de la Parroquia, el fuego que es signo de la purificación, del calor, signo de la luz que nos trae Cristo resucitado. <<Yo soy la luz del mundo>>, yo te ilumino, yo ilumino tu vida, no hay nada que pueda estar bajo la sombra cuando uno se pone bajo la presencia de Jesús. Cristo es la luz y esto hemos hecho hoy en etapas, fuimos encendiendo la luz y reconociendo que Cristo por lo tanto, ilumina nuestra vida, nada de nuestra vida queda al margen de la luz que quiere ofrecernos”.
Profundizando, Mons. Olivera decía, “no hay oscuridad para nosotros, habrá dificultades, momentos difíciles, pero nunca la oscuridad de la desesperanza, siempre Cristo ilumina, Cristo da sentido, Cristo da consistencia a nuestra vida. Esta noche la Liturgia nos presenta varios textos del antiguo y del nuevo Testamento que nos ayudan a hacer memoria”.
Prosiguiendo, compartía, “la memoria cristiana siempre es memoria de gratitud”. Completando, el Obispo resaltaba, “(…) la Iglesia en este día quiere hacer memoria agradecida, y para lograrlo, hace memoria verdadera, lo hace con la historia, y se relatan los textos del antiguo Testamento”.
Mons. Santiago, también señalaba en la Homilía, que, “(…) la muerte en la Cruz no es la última palabra, porque sin duda la clave para nuestra fe, es que Cristo resucito, si Cristo no hubiera resucitado, inútil sería nuestra fe. Hemos escuchado en el Evangelio, dos palabras que podríamos decir que en nuestra vida también tendríamos que grabarlas en nuestro corazón, en la novedad de cada día tendríamos que escuchar lo que reiteradamente escuchamos en el Evangelio, << ¡No teman, no teman, porque Cristo está Vivo!>>. No teman porque con Jesús nuestra vida cobra sentido nuevo. No temamos frente a dificultades o adversidades, no temamos porque Cristo nos da la confianza, porque la fe es justamente, decirle al Señor Jesús, en voz confío y esa confianza en Jesús es poner nuestra vida en su presencia”.
Además, Mons. Olivera expresaba, que, “la alegría es como distintivo de nosotros los cristianos, el rostro alegre es clave para manifestar a los demás que sabemos que el Señor da sentido a nuestra vida. Y que más allá de las dificultades, Cristo está vivo, la muerte no es la última palabra, viviremos para siempre, tal como lo ha dicho Cristo, <<aquel que crea en mí, vivirá>>”.
En su Homilía, el Obispo también recordó, “(…) la Liturgia de la Vigilia Pascual continua con la Liturgia bautismal, bendiciendo el agua, pero renovando también nuestro propio bautismo. Porque hemos sido bautizados en Cristo como hemos escuchado, hemos muerto al pecado para nacer a una vida nueva. El bautismo es justamente ser otros Cristo, de tal manera que el Apóstol Pablo se anima a decirnos a los cristianos de todos los tiempos, <<tengan los mismos sentimientos de Jesús, tengan los mismos pensamientos de Jesús>>. Parece difícil, parece una utopía irrealizable, sin embargo, es una propuesta evangélica posible a la cual tenemos que siempre dar respuesta”.
Completando, Mons. Santiago decía, “ser creyente implica tener la mirada de Jesús, ser creyente implica tener la ternura de Jesús, ser creyente implica comprometernos de tal manera que podamos transformar como levadura nuestras realidades. Por eso tenemos que pedir mucho para que los bautizados demos auténtico testimonio, para el mundo de la política, de la cultura, artistas, actrices, actores y todos nosotros, profesionales, obreros seamos, todos verdaderamente cristianos.
En Argentina hay una gran mayoría de bautizados, una gran mayoría que necesitan ser evangelizados para que Evangelio penetre, transforme y para que vivamos de verdad las enseñanzas de Jesús”. Finalizando, pidió, “renovamos el gozo y el compromiso de plasmar en nuestras realidades, el perfume, el olor, el los modos, el corazón, las miradas, y la ternura y el Evangelio de Jesús”.-
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