CABA | Como San Juan de Capistrano, nos toca poder ganar la batalla para que los hombres y mujeres que se nos confían de las Fuerzas conozcan cada vez más a Jesucristo, así lo compartía el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera al momento de entronizar la imagen del Santo Patrono de los Capellanes en el Oratorio del Edificio Libertad de la Armada Argentina en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). En la mañana del miércoles 7 de junio, el Obispo llegaba al Estado Mayor General de la Armada Argentina acompañado por el Vicario General, Mons. Gustavo Acuña, el Rector de la Catedral Castrense, Stella Maris, Padre Diego Pereyra.

En esa jornada, Mons. Olivera fue recibido por el Comandante del Cuartel General del Estado Mayor de la Armada, Capitán de Navío de Infantería de Marina (CNIM), Alberto Ismael Álvarez, el Capellán Mayor de la Armada, Padre Francisco Rostom Maderna, el Capellán, Padre Hernán Vigna y fieles castrenses. Recordemos que la celebración de la Santa Misa Crismal, el último 5 de abril, Mons. Santiago hizo entrega a cada Capellán Mayor de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad un cuadro pintado al óleo una imagen de San Juan de Capistrano para que presida las Capellanías Mayores.

Durante la invocación religiosa, Mons. Santiago decía sobre San Juan de Capistrano, “él se entregó verdaderamente en cuerpo y alma al Señor. Nosotros bien sabemos que a Dios no debemos darle solamente algo, sino que debemos darle todo.

Estamos viviendo un tiempo cultural difícil. Todos lo sabemos. Pero también un renovado tiempo para entusiasmarnos en la prédica que Dios posee una palabra para el hombre moderno, para el hombre de hoy”.

Continuando, señalaba, “San Juan de Capistrano responde ante la amenaza al cristianismo y la cultura de su tiempo. Ante esto: nosotros, ¿cómo debemos responder? Aunque él ganó batallas, la más importante fue la victoria de las almas para Dios. A ello, precisamente, es a lo que estamos llamados los capellanes”.

Completando, el Obispo compartía, “qué maravilloso poder encarnar esto, nos toca poder ganar la batalla para que los hombres y mujeres que se nos confían de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad conozcan cada vez más a Jesucristo, vuelvan su mirada a Dios y fortalezcan el vivo deseo de encarnar los valores del Evangelio en sus lugares de trabajo sirviendo a la Patria y teniendo clara conciencia del enorme acto de confianza que la Nación ha puesto en ellos”.-