Mons. Olivera | María como Madre, nos invita a poner nuestra mirada en Jesús, y debe hoy suscitar en nuestro corazón lo que la Virgen dijo en Caná, <<hagan lo que Él les diga>>, así lo señaló el Obispo Castrense de Argentina al compartir la Homilía en la Santa Misa celebrada en la Basílica de Luján. En el marco del 31° Encuentro del Clero Castrense, el Obispo junto a los Capellanes reunidos en la Casa de Retiro El Cenáculo, La Montonera en la ciudad de Pilar, provincia de Buenos Aires desde el último 12 de junio y que concluye este viernes 16, peregrinaron en las últimas horas de la tarde de ayer rumbo al santuario.
El cuarto día del encuentro había comenzado con la exposición del Dr. Juan Navarro Floria quien se explayó sobre distintos temas relacionados con la libertad de Culto y nuevos desafíos en este tiempo. Antes del mediodía del jueves 15 de junio, el Obispo recibía al Sr. Ministro de Defensa, Lic. Jorge Taiana quien participó del encuentro.
Taiana, quien se dirigió a los Capellanes, habló sobre la realidad de los hombres de las Fuerzas Armadas, los desafíos que se presentan en este presente, destacando el valor del acompañamiento espiritual a cargo de nuestra Diócesis y que reviste gran importancia para los integrantes de las Fuerzas. Es de destacar, que el Sr. Ministro de Defensa luego de su exposición que duró pocos más de una hora, compartió con el Obispo y los sacerdotes el almuerzo, donde siguió conversando en forma particular.
Mientras tanto, al caer la tarde, los Capellanes llegaron a Luján, con las últimas horas del día, fueron ingresando a la Basílica donde pudieron recorrer el santuario y rezar junto a la Virgen, Patrona de la República Argentina y de nuestra Diócesis. Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina, concelebraron los Capellanes Castrenses de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad.
En la Homilía, Mons. Santiago decía, “este, es un acontecimiento para la memoria histórica del Obispado Castrense, un numeroso grupo de sacerdotes estamos transitando este 31° encuentro de nuestro clero. Esta feliz inspiración de poder venir aquí a la casa de nuestra Madre, así como hemos escuchado que Juan la recibió como suya, nosotros también la recibimos y la sabemos Madre nuestra.
Poder estar en el Santuario, es un motivo de mucho gozo, de mucha gratitud, estar en la casa de María que tanto significa para los hombres y mujeres de todos los tiempos nuestros de lo que simboliza llegar a este lugar. Ha proclamado el Evangelio el Padre Santiago García del Hoyo, hoy celebra cuatro años de su ordenación sacerdotal, la primera que yo hice como Obispo Castrense para nuestra Diócesis y lo ponemos en el Altar como gratitud.
También sumamos la alegría y la Providencia de que Luis, quién mañana será ordenado Diácono, pueda aquí, en este lugar donde también ejerció su servicio como Seminarista y acompañando en este camino aquí en la Basílica. Que en esta casa de la Madre pueda hacer su profesión de Fe, su deseo a las promesas, con todo lo que implica la preparación más cercana a su ordenación y ponemos también aquí todas las intenciones de tantos junto a las reliquias de nuestro Santo Patrono del Clero Castrense, San Juan de Capistrano”.
Seguidamente, Mons. Olivera, citó parte del Documento de Aparecida, donde compartía, “decían los Obispos (…), <que el caminar juntos, – tal como lo hemos hecho nosotros, de llegar juntos hasta el santuario-, en el participar en otras manifestaciones de la piedad popular, también llevando a los hijos o invitando a otros, es en sí mismo un gesto evangelizador por el cual el pueblo cristiano se evangeliza así mismo y cumple su vocación misionera. Ningún santuario es estático, depende de un continuo movimiento de llegada y de partida donde los peregrinos ven llenos de contenidos de presentar a Dios y parten llenos de contenidos, para compartir con los demás>”.Agregando, “Aparecida cuando nos habla de los santuarios, dice, <destacamos las peregrinaciones donde se puede reconocer al pueblo de Dios en camino, allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos caminando juntos hacia Dios que nos espera.
Cristo mismo se hace peregrino y camina resucitado entre los pobres, la decisión de partidas hacia el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza y la llegada es un encuentro de amor>”.
En otro párrafo, el Obispo señalaba, “hemos venido a un santuario, hemos venido a contemplar y mirar a la mujer que fue dada en el momento más importante de Jesús, que es justamente es, el pasar de este mundo al Padre, el testamento de su amor y nos dejó a María como nuestra. Hemos venido al santuario también nosotros, pero con nosotros nuestros fieles, nuestro pueblo, venimos cargados con tantas intenciones, deseos, seguramente rezamos por nuestras familias, por nuestras misiones pastorales, Parroquias, comunidades, todas nuestras realidades castrenses y ponemos nuestra mirada en la Virgen. Nuestra Madre buena, nuestra Madre tierna, nuestra Madre fiel, la llena de Gracia, la Bendita entre todas, y la que mejor plasmó aquello que justamente estamos llamados todos siempre, que es volver a ser cada uno, imagen y semejanza de Dios”.
Más adelante, Mons. Santiago subrayaba, “María partió y fue sin demora nos dice el Evangelio, tenemos en María ese modelo grande de no hacer alarde, nosotros tenemos muchas bendiciones en nuestras vidas, dones, regalos de Dios y como el Señor, como María tenemos que ponernos al servicio sin alardes, sin creernos grandes e importantes sino pequeños y cercanos y ponernos en camino pronto, siempre al servicio. Pero también sabemos de Dios, que es el Dios con nosotros, tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo para salvarnos. El Emmanuel es el Dios con nosotros, la presencia del Dios cercano, <<yo estoy con ustedes hasta el fin de los tiempos>>, Jesucristo que nos recuerda la presencia permanente del Señor, Jesús que cumple la promesa del Padre <<y estaré hasta el fin de los tiempos>>”.
Completando, el Obispo decía también, “Jesús está, Jesús acompaña, Jesús sostiene y podríamos decir que la Virgen María está entre nosotros, porque María estuvo acompañando a los discípulos en la resurrección, pero antes estuvo al pie de la Cruz. María está al pie de la Cruz, María de pie contempló este misterio grande de un amor incomprensible que el grande de los grandes era insultado, escupido, no recibido, pero en ese aparente fracaso de la Cruz nos estaba dando la vida fecunda para siempre”.
Casi en el final de la Homilía, Mons. Olivera, afirmó, “María es Madre cercana, María es Madre atenta, como lo fue en Caná, también está atenta a nuestras necesidades, a nuestras faltas, a nuestras carencias e intercede ante su Hijo. María como Madre, nos invita a poner nuestra mirada en Jesús, y debe hoy suscitar en nuestro corazón lo que la Virgen dijo en Caná, <<hagan lo que Él les diga>>”.-
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