Mons. Olivera | Renuevo la gratitud de poder asistir y dar lo más valioso que hemos recibido, a Jesús, así lo expresó el Obispo Castrense de Argentina al compartir una carta en el día del Servicio Religioso del Ejército Argentino. El 29 de noviembre de 1813, la Asamblea Constituyente nombró al primer Vicario General Castrense de los Ejércitos de la Patria, de esta manera se daba el valor jurídico al Clero Castrense.
Así, entonces, el Poder Ejecutivo, nombraba Vicario General Castrense de los Ejército de la Patria al Provisor y Gobernador del Obispado de Buenos Aires, Canónigo Dr. Diego Estanislao de Zavaleta. Al cumplirse el bicentenario de aquella fecha, hoy conmemoramos el día del Servicio Religioso del Ejército. Al respecto, Mons. Santiago Olivera decía en su mensaje escrito, “(…) aprovecho la ocasión para renovar la gratitud de poder asistir y dar lo más valioso que hemos recibido, a Jesús”.
Agregando, “nuestro Servicio, como bien reza la jornada, es un servicio religioso, tiende a establecer, restablecer, fortalecer o suscitar esa relación personal y comunitaria con Dios. Somos instrumentos necesarios, no por nosotros mismos, sino porque hemos sido elegidos- por ese acto de amor de Dios- que nos ha llamado, con nuestras fortalezas y fragilidades, a esta gran misión: anunciar a Jesús, proclamar su Buena Noticia y animar la misión de estos hombres y mujeres que- por amor a la Patria- no escatiman la entrega de la propia vida si fuese necesario”.
A continuación, compartimos en forma completa la carta de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:
Buenos Aires, 29 de noviembre de 2023
Prot.: 180/23
“… Yo estoy entre ustedes como el que sirve” (Lc 22, 27)
Estas palabras de Jesús, nos dan una clave fundamental de nuestra presencia sacerdotal -siempre sacerdotal- en el ámbito de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad. Estamos para servir a los que sirven a nuestra Patria.
En este día que se conmemora el “Día del Servicio Religioso del Ejército Argentino”, aprovecho la ocasión para renovar la gratitud de poder asistir y dar lo más valioso que hemos recibido, a Jesús. Cada capellán, como pastor al estilo de Cristo Buen Pastor, hace suyas las palabras de Pedro: “No tengo oro ni plata, pero te doy lo que tengo: (…) al Mesías Jesús, el Nazareno…” (Cfr. Hech. 3, 6).
Nuestro Servicio, como bien reza la jornada, es un servicio religioso, tiende a establecer, restablecer, fortalecer o suscitar esa relación personal y comunitaria con Dios. Somos instrumentos necesarios, no por nosotros mismos, sino porque hemos sido elegidos- por ese acto de amor de Dios- que nos ha llamado, con nuestras fortalezas y fragilidades, a esta gran misión: anunciar a Jesús, proclamar su Buena Noticia y animar la misión de estos hombres y mujeres que- por amor a la Patria- no escatiman la entrega de la propia vida si fuese necesario.
Que no temamos gastar y desgastar nuestras vidas, como lo hacen ellos, en el anuncio y la misión que, como sacerdotes, Dios ha puesto en nuestro corazón de pastores.
Agradezco a Dios la posibilidad de poder involucrarnos en la vida de tantos hombres y mujeres que cuidan, como centinelas de la paz, nuestro suelo argentino y más allá de sus fronteras. La posibilidad de que nos confíen sus pesares y, también, sus logros. Sus desafíos y contrariedades. Ser para ellos, esa imagen de Jesús, el Pastor Bueno, que nos experimentan cercanos, solícitos y presentes.
Agradezco también, la labor de cada capellán que, con generosidad y alegría, vive la misión de servir a los que nos sirven, con un corazón sacerdotal, siempre sacerdotal. Bajo cuidado de María, la Virgen de la Merced, les dejo mi paternal bendición.
+Santiago Olivera
Obispo Castrense de Argentina
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