Papa Francisco | Jesús entró en Jerusalén como un Rey humilde y pacífico: ¡abrámosle nuestros corazones!, así lo expresó el Santo Padre Francisco antes de recitar la oración Mariana del Ángelus. Luego de haber presidido en Plaza San Pedro la Santa Misa de Domingo de Ramos, en Su Santidad Francisco compartía unas palabras con los fieles y peregrinos presentes.
En primer lugar, se refirió y dirigió su pensamiento a América Latina y luego se refirió a Rusia, donde compartió, “expreso mi cercanía a la Comunidad San José de Apartado, en Colombia, donde hace unos días fueron asesinados una joven y un niño. Esta Comunidad en 2018 fue premiada como ejemplo de compromiso con la economía solidaria, la paz y los derechos humanos”.
Agregando, dijo, “(…) aseguro mis oraciones por las víctimas del cobarde atentado terrorista perpetrado anoche en Moscú. Que el Señor las acoja en su paz y consuele a sus familias. Que convierta los corazones de quienes planean, organizan y llevan a cabo estas acciones inhumanas, que ofenden a Dios, que ordenó: «No matarás» (Ex 20,13)”.
Finalmente, nos compartió, “Jesús entró en Jerusalén como un Rey humilde y pacífico: ¡abrámosle nuestros corazones! Recemos por todos nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de la guerra (…)”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:
Queridos hermanos y hermanas
Expreso mi cercanía a la Comunidad San José de Apartado, en Colombia, donde hace unos días fueron asesinados una joven y un niño. Esta Comunidad en 2018 fue premiada como ejemplo de compromiso con la economía solidaria, la paz y los derechos humanos.
Y aseguro mis oraciones por las víctimas del cobarde atentado terrorista perpetrado anoche en Moscú. Que el Señor las acoja en su paz y consuele a sus familias. Que convierta los corazones de quienes planean, organizan y llevan a cabo estas acciones inhumanas, que ofenden a Dios, que ordenó: «No matarás» (Ex 20,13).
Saludo a todos vosotros, fieles de Roma y peregrinos de diversos países. Saludo en particular a la delegación de la ciudad de San Remo, que también este año, fiel a una tradición de cuatro siglos, ha ofrecido las hojas de palma tejidas para esta celebración. ¡Gracias, Sanremesi! Que el Señor os bendiga.
Queridos hermanos y hermanas, Jesús entró en Jerusalén como un Rey humilde y pacífico: ¡abrámosle nuestros corazones! Sólo Él puede librarnos de la enemistad, el odio y la violencia, porque Él es la misericordia y el perdón de los pecados. Recemos por todos nuestros hermanos y hermanas que sufren a causa de la guerra; de modo especial pienso en la atormentada Ucrania, donde tantas personas se encuentran sin electricidad a causa de los intensos ataques contra las infraestructuras, que, además de causar muerte y sufrimiento, conllevan el riesgo de una catástrofe humanitaria aún mayor. Por favor, ¡no olvidemos a la atormentada Ucrania! Y pensemos en Gaza, que tanto está sufriendo, y en tantos otros lugares de guerra.
Y ahora nos dirigimos en oración a la Virgen María: aprendamos de ella a permanecer junto a Jesús durante los días de la Semana Santa, para llegar a la alegría de la Resurrección.
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