PAPA FRANCISCO | Jesús es el Buen Pastor, que sacrificó su vida por nosotros y, resucitado, nos dio su Espíritu, así lo expresó el Santo Padre al compartir su mensaje antes de recitar la oración Regina Caeli. Antes del mediodía de hoy (hora local), Su Santidad Francisco se presentaba en la ventana del Estudio Apostólico Vaticano, desde donde se reunió con fieles y peregrinos que se encontraban presentes en Plaza San Pedro.
En esta jornada, el Papa nos dijo, “este domingo está dedicado a Jesús Buen Pastor. En el Evangelio de hoy (cf. Jn 10,11-18) Jesús dice: «El buen pastor da la vida por las ovejas» (cf. 11) e insiste en este aspecto, tanto que lo repite tres veces (cf. vv. 11.15.17). Pero, me pregunto, ¿en qué sentido da el pastor su vida por las ovejas?”
Respondiendo, continuó diciendo, “ser pastor, sobre todo en tiempos de Cristo, no era sólo un trabajo, era toda una vida: no se trataba de tener una ocupación cronometrada, sino de compartir todo el día, e incluso las noches, con las ovejas, de vivir -me gustaría decir- en simbiosis con ellas. Porque Jesús explica que no es un asalariado, que no se preocupa de las ovejas (cf. v. 13), sino el que las conoce (cf. v.14): Él conoce a las ovejas”.
Continuando, el Santo Padre afirmaba, “(…) Jesús es el Buen Pastor, que sacrificó su vida por nosotros y, resucitado, nos dio su Espíritu”. Agregando, “(…) lo que el Señor quiere decirnos con la imagen del Buen Pastor: no sólo que Él es el guía, la Cabeza del rebaño, sino sobre todo que piensa en cada uno de nosotros, y nos piensa como el amor de su vida. Pensemos en esto: yo soy importante para Cristo, Él piensa en mí, soy insustituible, valgo el precio infinito de su vida”.
En otro párrafo, antes de concluir, el Papa nos compartió, “¡cuántas personas se consideran hoy inadecuadas o incluso equivocadas! ¡Cuántas veces pensamos que nuestro valor depende de los objetivos que alcanzamos, de nuestro éxito a los ojos del mundo, de los juicios de los demás! Y ¡cuántas veces acabamos despreciándonos por pequeñeces! Hoy Jesús nos dice que valemos mucho para Él, y siempre. Por eso, para redescubrirnos, lo primero que debemos hacer es ponernos en su presencia, dejarnos acoger y levantar por los brazos amorosos de nuestro Buen Pastor”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz domingo!
Este domingo está dedicado a Jesús Buen Pastor. En el Evangelio de hoy (cf. Jn 10,11-18) Jesús dice: «El buen pastor da la vida por las ovejas» (cf.11) e insiste en este aspecto, tanto que lo repite tres veces (cf. vv.11.15.17). Pero, me pregunto, ¿en qué sentido da el pastor su vida por las ovejas?
Ser pastor, sobre todo en tiempos de Cristo, no era sólo un trabajo, era toda una vida: no se trataba de tener una ocupación cronometrada, sino de compartir todo el día, e incluso las noches, con las ovejas, de vivir -me gustaría decir- en simbiosis con ellas. Porque Jesús explica que no es un asalariado, que no se preocupa de las ovejas (cf. v. 13), sino el que las conoce (cf. v.14): Él conoce a las ovejas. Así, Él, el Señor, el pastor de todos nosotros, nos conoce, a cada uno de nosotros, nos llama por nuestro nombre y, cuando nos descarriamos, nos busca hasta encontrarnos (cf. Lc 15,4-5). Más aún: Jesús no es sólo un buen pastor que comparte la vida del rebaño; Jesús es el Buen Pastor, que sacrificó su vida por nosotros y, resucitado, nos dio su Espíritu.
Esto es lo que el Señor quiere decirnos con la imagen del Buen Pastor: no sólo que Él es el guía, la Cabeza del rebaño, sino sobre todo que piensa en cada uno de nosotros, y nos piensa como el amor de su vida. Pensemos en esto: yo soy importante para Cristo, Él piensa en mí, soy insustituible, valgo el precio infinito de su vida. Y esto no es una manera de decir: Él dio verdaderamente su vida por mí, murió y resucitó por mí. ¿Por qué? Porque me ama y encuentra en mí una belleza que yo a menudo no veo.
Hermanos y hermanas, ¡cuántas personas se consideran hoy inadecuadas o incluso equivocadas! ¡Cuántas veces pensamos que nuestro valor depende de los objetivos que alcanzamos, de nuestro éxito a los ojos del mundo, de los juicios de los demás! Y ¡cuántas veces acabamos despreciándonos por pequeñeces! Hoy Jesús nos dice que valemos mucho para Él, y siempre. Por eso, para redescubrirnos, lo primero que debemos hacer es ponernos en su presencia, dejarnos acoger y levantar por los brazos amorosos de nuestro Buen Pastor.
Hermanos, hermanas, preguntémonos entonces: ¿puedo encontrar cada día un momento para abrazar la certeza que da valor a mi vida? ¿Puedo encontrar un momento de oración, de adoración, de alabanza, para estar en presencia de Cristo y dejarme acariciar por Él? Hermano, hermana, el Buen Pastor nos dice que si haces esto, redescubrirás el secreto de la vida: recordarás que Él dio su vida por ti, por mí, por todos nosotros. Y que todos somos importantes para Él, todos y cada uno de nosotros.
Que la Virgen nos ayude a encontrar en Jesús lo esencial para vivir.
____________________________________
Después del Regina Caeli
Queridos hermanos y hermanas
Hoy celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, cuyo lema es «Llamados a sembrar esperanza y construir la paz». Es una hermosa ocasión para redescubrir a la Iglesia como comunidad caracterizada por una polifonía de carismas y vocaciones al servicio del Evangelio. En este contexto, saludo cordialmente a los nuevos sacerdotes de la diócesis de Roma, ordenados ayer por la tarde en la basílica de San Pedro. Recemos por ellos.
Continúo siguiendo con preocupación, y también con dolor, la situación en Oriente Medio. Renuevo mi llamamiento a no ceder a la lógica de las reivindicaciones y de la guerra; que prevalezcan, en cambio, las vías del diálogo y de la diplomacia, que tanto pueden hacer. Rezo cada día por la paz en Palestina e Israel y espero que esos dos pueblos puedan dejar pronto de sufrir. Y no olvidemos a la martirizada Ucrania, que tanto sufre por la guerra.
Con dolor he conocido la noticia de la muerte, en accidente, del padre Matteo Pettinari, joven misionero de la Consolata en Costa de Marfil, conocido como el «misionero infatigable», que dejó un gran testimonio de generoso servicio. Recemos por su alma.
Os doy una cordial bienvenida a todos vosotros, romanos y peregrinos de Italia y de muchos países. Saludo con afecto a las Hermanas Apostolinas: ¡gracias por vuestro gozoso servicio a la pastoral vocacional! Saludo a los fieles de Viterbo, Brescia, Alba Adriática y Arezzo; así como al Rotary Club de Galatina Maglie y Terre d’Otranto, a los jóvenes de Capocroce, a los chicos de confirmación de Azzano Mella y de la parroquia de Sant’Agnese de Roma.
Les deseo a todos un buen domingo. Y saludo a los chicos de la Immacolata, ¡bien hecho! Por favor, no olvidéis rezar por mí. Buen provecho y ¡adiós!
0 comentarios