PAPA FRANCISCO | El Señor nos ama, como amigo quiere nuestro bien y quiere que participemos del suyo, así lo expresó Su Santidad al compartir su mensaje antes de recitar la oración Regina Caeli. Antes del mediodía de hoy (hora de Roma), el Santo Padre Francisco se presentaba en la ventana del Estudio Apostólico Vaticano desde donde se encontró con los fieles reunidos en Plaza San Pedro.
El Papa nos decía, “hoy el Evangelio nos habla de Jesús que dice a los Apóstoles: «Ya no os llamo siervos, sino amigos» (cf. Jn 15,15). ¿Qué significa esto? En la Biblia, los «siervos» de Dios son personas especiales, a las que confía misiones importantes, como Moisés (cf. Ex 14,31), el rey David (cf. 2 Sam 7,8), el profeta Elías (cf. 1 Re 18,36), hasta la Virgen María (cf. Lc 1,38). Son personas en cuyas manos pone Dios sus tesoros (cf. Mt 25,21). Pero todo esto no basta, según Jesús, para decir quiénes somos para Él, no basta, hace falta algo más, algo más grande, que va más allá de los bienes y de los planes mismos: hace falta la amistad”.
Profundizando, Su Santidad nos señaló, “la Palabra de Dios, en el Libro de los Proverbios, nos dice que «el perfume y el incienso alegran el corazón, y el consejo de un amigo endulza el alma» (27,9). Pensemos por un momento en nuestros amigos, en nuestras amigas, ¡y demos gracias al Señor! Un espacio para pensar en ellos…”
En otro párrafo, el Santo Padre afirmaba, “la amistad no es fruto del cálculo, ni de la compulsión: surge espontáneamente cuando reconocemos en el otro algo de nosotros mismos. Y, si es verdadera, la amistad es tan fuerte que no decae ni siquiera ante la traición”.
Completando, agregó, “hoy Jesús, en el Evangelio, nos dice que para Él somos precisamente eso, amigos: personas queridas más allá de todo mérito y expectativa, a las que tiende la mano y ofrece su amor, su gracia, su Palabra; con las que -con nosotros, sus amigos- comparte lo que le es más querido, todo lo que ha escuchado del Padre (cf. Jn 15, 15). Hasta el punto de hacerse frágil por nosotros, de ponerse en nuestras manos sin defensas ni exigencias, porque nos ama. El Señor nos ama, como amigo quiere nuestro bien y quiere que participemos del suyo”.
A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Su Santidad Francisco:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy el Evangelio nos habla de Jesús que dice a los Apóstoles: «Ya no os llamo siervos, sino amigos» (cf. Jn 15,15). ¿Qué significa esto?
En la Biblia, los «siervos» de Dios son personas especiales, a las que confía misiones importantes, como Moisés (cf. Ex 14,31), el rey David (cf. 2 Sam 7,8), el profeta Elías (cf. 1 Re 18,36), hasta la Virgen María (cf. Lc 1,38). Son personas en cuyas manos pone Dios sus tesoros (cf. Mt 25,21). Pero todo esto no basta, según Jesús, para decir quiénes somos para Él, no basta, hace falta algo más, algo más grande, que va más allá de los bienes y de los planes mismos: hace falta la amistad.
Ya de niños aprendemos lo hermosa que es esta experiencia: a los amigos les ofrecemos nuestros juguetes y los regalos más hermosos; luego, al crecer, como adolescentes, les confiamos nuestros primeros secretos; como jóvenes les ofrecemos lealtad; como adultos compartimos satisfacciones y preocupaciones; como ancianos compartimos los recuerdos, las consideraciones y los silencios de largos días. La Palabra de Dios, en el Libro de los Proverbios, nos dice que «el perfume y el incienso alegran el corazón, y el consejo de un amigo endulza el alma» (27,9). Pensemos por un momento en nuestros amigos, en nuestras amigas, ¡y demos gracias al Señor! Un espacio para pensar en ellos…
La amistad no es fruto del cálculo, ni de la compulsión: surge espontáneamente cuando reconocemos en el otro algo de nosotros mismos. Y, si es verdadera, la amistad es tan fuerte que no decae ni siquiera ante la traición. «Un amigo ama siempre» (Pr 17,17) -dice el Libro de los Proverbios-, como nos muestra Jesús cuando dice a Judas, que le traiciona con un beso: «¡Amigo, para eso estás aquí!» (Mt 26,50). Un verdadero amigo no te abandona, ni siquiera cuando cometes un error: te corrige, puede reprenderte, pero te perdona y no te abandona.
Y hoy Jesús, en el Evangelio, nos dice que para Él somos precisamente eso, amigos: personas queridas más allá de todo mérito y expectativa, a las que tiende la mano y ofrece su amor, su gracia, su Palabra; con las que -con nosotros, sus amigos- comparte lo que le es más querido, todo lo que ha escuchado del Padre (cf. Jn 15, 15). Hasta el punto de hacerse frágil por nosotros, de ponerse en nuestras manos sin defensas ni exigencias, porque nos ama. El Señor nos ama, como amigo quiere nuestro bien y quiere que participemos del suyo.
Preguntémonos, pues: ¿qué rostro tiene el Señor para mí? ¿El rostro de un amigo o el de un extraño? ¿Me siento amado por Él como un ser querido? ¿Y cuál es el rostro de Jesús que testimonio a los demás, especialmente a los que hacen el mal y necesitan perdón?
Que María nos ayude a crecer en la amistad con su Hijo y a contagiarla a nuestro alrededor.
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DESPUÉS DE REGINA CAELI
Queridos hermanos y hermanas
Con mucho afecto envío mis mejores deseos a los hermanos y hermanas de las Iglesias ortodoxas y de algunas Iglesias católicas orientales que hoy, según el calendario juliano, celebran la santa Pascua. Que el Señor resucitado llene de alegría y de paz a todas las comunidades, y conforte a los que están en la prueba. A ellos, ¡Feliz Pascua!
Os aseguro mis oraciones por el pueblo del Estado de Rio Grande do Sul, Brasil, afectado por grandes inundaciones. Que el Señor acoja a los difuntos y conforte a sus familias y a quienes han tenido que abandonar sus hogares.
Saludo a los fieles de Roma y de diversas partes de Italia y del mundo, en particular a los peregrinos de Texas, de la archidiócesis de Chicago y de Berlín; a los alumnos del colegio Saint-Jean de Passy de París y al grupo Human Life International. Saludo a los jóvenes de Certaldo y Lainate; a los fieles de Ancona y Rossano Cariati; a los niños de confirmación de Cassano D’Adda, de la Unidad pastoral de Tesino y de la parroquia de S. María del Rosario de Roma. Y saludo y agradezco mucho a las bandas de música de varias partes de Italia: gracias a vosotros, que habéis tocado tan bien, y espero que sigáis tocando un poco más. Gracias a vosotros. Saludo al grupo «Francigeni Monteviale»; así como a los ciudadanos de Livorno y Collesalvetti, que desde hace tiempo esperan la recuperación de las zonas más contaminadas, recemos por ellos.
Saludo cordialmente a los nuevos Guardias Suizos y a sus familias, con ocasión de la celebración de este histórico y benemérito Cuerpo. ¡Un aplauso para los Guardias Suizos!
Doy la bienvenida a la Asociación «Meter», comprometida en la lucha contra todas las formas de maltrato infantil. ¡Gracias, gracias por vuestro compromiso! Y, por favor, continúen con valentía su importante labor.
Y, por favor, sigan rezando por la atormentada Ucrania -¡sufre tanto! – y también por Palestina e Israel, para que haya paz, para que el diálogo se fortalezca y dé buenos frutos. ¡No a la guerra, sí al diálogo!
Deseo a todos un buen domingo. Por favor, no olvidéis rezar por mí. Saludo a los chicos de la Inmaculada, tan buenos. Buen almuerzo y ¡adiós!
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