BUENOS AIRES | Pidamos la Gracia de renovarnos todos en la fe, demos gracias al Señor, a nuestro Padre cercano y bueno que nos llamó a la vida en plenitud, así lo pidió Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad de Argentina al compartir la Homilía en la Santa Misa donde confirió Sacramentos de iniciación cristiana. Fue en la tarde del miércoles 11 de septiembre en el INSCAES de GNA (Instituto de Capacitación Especializada Cabo Juan Adolfo Romero) en la ciudad de Mercedes provincia de Buenos Aires.

Frente a la Capilla Ntra. Sra. de Luján, en la Plaza de Armas del Instituto Mons. Santiago presidió la Santa Misa, concelebraron el Capellán Mayor de GNA, Padre Jorge Massut y los Capellanes Castrenses, Padre Fabian Miranda y Padre Eugenio Sánchez, participaron autoridades del INSCAES, efectivos de GNA (Gendarmería Nacional Argentina), Aspirantes de GNA y familiares.  En la celebración, recibieron el Sacramento de Confirmación 86 Aspirantes, 13 fueron bautizados y 29 recibían su Primera Comunión.

En la Homilía, Mons. Olivera decía, “<<El que crea en mí, aunque muera, vivirá>>; así como hemos nacido a la vida, pero la vida por el pecado sabemos que termina, el Señor ha querido enviarnos a su propio Hijo para rescatarnos y salvarnos. Su muerte y resurrección nos ganó para siempre la vida para todos, con la consecuencia de la muerte, pero nos sabemos peregrinos y de paso”.

Continuando, agregó el Obispo, “el bautismo nos hace creaturas, hombres y mujeres nuevos porque justamente nos hace nacer a una vida nueva. Nicodemo quien era un judío importante, al escuchar a los bautizados hablar de una nueva existencia, de una nueva vida, se acerca a Jesús y pregunta: ¿Cómo puede un hombre nacer cuando ya es viejo? ¿Cómo puede ingresar al seno de su madre?

El Señor dice, <<aquel que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios>>. Por eso, el día del Bautismo es un día muy importante para todos nosotros, debemos recordar esta jornada como nuestro verdadero nacimiento, porque quien no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios”.

Seguidamente, afirmaba Mons. Olivera, “hoy es un día de Gracia, de Gloria porque hemos cumplido el deseo y el mandato de Jesús. Ustedes creyentes que han pedido el bautismo, lo han hecho porque nos da la fe y una vida eterna. Es esto lo que estamos celebrando hoy, una vida que ya no termina, esto nos cambia sin duda la existencia, de sabernos elegidos, llamados por Dios a esta vida en plenitud”.

Profundizando, el Obispo señaló, “también reciben el Sacramento de la Confirmación, que es el Espíritu Santo que viene en ayuda de nuestra fragilidad y nos hace testigos, que nos hace capaces de entregar la vida. El Confirmado no está llamado a ser Testigo valiente con las propias fuerzas sino con las fuerzas del Espíritu Santo que con sus dones ilumina, sostiene, fortalece, ayuda a esa intimidad y familiaridad con Dios. Y reciben los que se han bautizados, los que se han preparado, quienes serán confirmados y los que tienen la gracia de recibir a Jesús en la Eucaristía en el pan de la Vida descubrir que el Señor quiso entregar su Cuerpo y su Sangre como alimento a nosotros peregrinos”.

Seguidamente, Mons. Santiago subrayaba, “el bautismo nos marcó en el alma; el Santo Cura Brochero decía, <<el bautismo es como aquellas marcas que se le pone a los animales, pero no en el anca, sino en el alma>>. El bautismo nos marcó a fuego y para siempre, por eso una sola vez nos bautizamos, y esta marca es la de pertenencia a Dios; y la pertenencia a Dios, es decir la de hijo no extraño, no de lejano, sino la de hijos”.  

Finalmente, el Obispo compartió, “quiera Dios que en este día inicien en la vida cada vez más de conocimiento, de relación personal, de vida de oración, de crecimiento espiritual para ser valientes testigos, para ser cristianos de verdad, auténticos, no de palabras sino con la propia vida. Pidamos la Gracia entonces de renovarnos todos en la fe, y de dar gracias al Señor, a nuestro Padre cercano y bueno, que nos llamó a la vida en plenitud”.-