MONS. OLIVERA | Pidamos a Jesús que nos dé siempre hambre del pan de la Vida, de la Palabra, que nos dé siempre el deseo de amar a su modo, así lo pidió el Obispo Castrense y de las Fuerzas Federales de Seguridad al compartir la Homilía en el Jueves Santo. En la noche del 17 de abril, en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján, Mons. Santiago Olivera presidió la Santa Misa, concelebraron el Párroco, de la Iglesia, Padre Alberto Pita, el Capellán Mayor de la Armada Argentina, Padre Francisco Rostom Maderna, el Rector del Seminario Diocesano, Padre Daniel Díaz Ramos y los Capellanes, Padre Darío Verón y Padre Luis Villafañe.
El Obispo nos decía luego de saludar a los presentes y a quienes seguían la transmisión en vivo de la celebración en toda la Diócesis, en la Homilía, en “(..) este inicio de este tiempo santo, del Triduo Pascual ya terminando el tiempo de la Cuaresma, hemos escuchado en la Primera Lectura, que el pueblo judío, creyentes, podríamos decir observantes de la ley, viven y celebran justamente esta obra salvadora o esta alianza que Dios tuvo con su pueblo. Dios los libera y los protege de la esclavitud y hace el paso, la Pascua, la aprobación de la Alianza. Esta alianza que el mismo Señor, tal como hemos escuchábamos recién, invitaba a vivir para siempre, que perpetuamente recuerden la obra de Dios”.
Continuando, Mons. Santiago compartió, “(…) en cada Misa, luego de la Consagración, los sacerdotes decimos, «este es el misterio de nuestra fe»; y decimos juntos, «proclamamos tu muerte, anunciamos tu Resurrección, ven Señor Jesús». Esto del Apóstol Pablo nos relata lo que la Iglesia dice en el Jueves Santo, dando inicio a la Semana Mayor, el Triduo Pascual, justamente es la Eucaristía.
Hoy la Iglesia, pone su mirada, su acción de gracias justamente en esta Alianza nueva, que Dios hace por su Hijo Jesucristo, Alianza nueva. Ya no la sangre del cordero, sino la sangre del mismo Señor, este es un misterio sin lugar a duda del camino que el Señor quiso transitar para salvarnos”.
En otro párrafo, el Obispo señalaba, “Jesús con su muerte, nos ganó la vida, y antes de partir hace el gesto de compartir esta cena última con sus discípulos, sin excluir a nadie, mirando con amor seguramente Jesús a todos aun estando en la mesa aquel que sabía Él que lo iba a entregar por unas pocas monedas, sin embargo, por todos, el Señor entrego su vida.
Y en esta entrega de su vida, esto que nos invita a que lo hagamos siempre, porque en esta última cena también dice, «hagan esto en memoria mía», este memorial que confiado a los discípulos a lo largo del tiempo se hace presente que es la celebración de cada Eucaristía. Este misterio grande del cual cada sacerdote, porque en esto estamos y celebramos la institución del Sacerdocio, «hagan esto en memoria mía», los sacerdotes actuamos en la persona de Jesús”.
Mons. Olivera profundizando, añadió, “en la Eucaristía decimos, «tomen y coman este es mi Cuerpo; tomen y beban esta es mi Sangre», actuamos en la persona de Jesús, este misterio que el Señor toma de algunos hombres, que también éramos jóvenes, nos toma para ser sus ministros, para ser sus servidores y para hacerlo presente junto con Jesús, los sacerdotes estamos llamados a ser de verdad otros Cristos.
Todos los bautizados estamos llamados a serlo, pero el Sacerdote que dice, «tomen y coman este es mi cuerpo» también está llamado a hacer de su vida pan para los demás. Hoy celebra la Iglesia el día de la institución del Sacerdocio, de la institución de la Eucaristía tan unido, porque somos sacerdotes para hacer la Eucaristía”.
Más adelante, en su Homilía, el Obispo señaló, “la Hostia que recibimos, es el pan de la vida, pan que es presencia, Cuerpo y Sangre de Jesús, por lo rezamos en el Sagrario, por eso los Jueves Santos hacemos un monumento especial, por eso adoramos a Jesús, Cristo está presente en la Eucaristía, este es el misterio de nuestra fe. Pero también, en la Última Cena hemos escuchado y hemos visto como Jesús hace un Cristo, no muchas palabras, un Cristo, el Santo Padre Francisco tal como cuando era Arzobispo aquí, en Ciudad de Buenos Aires, hizo el gesto del lavatorio de los pies, un gesto.
Y observando al Papa, quien está recuperando su salud, no puede hablar muchas palabras, pero cuánto habló hoy yendo a la cárcel a lavar los pies de los presos en Roma. Un amor que tampoco tiene límites, aún por los más perdidos, aún los más condenados, un cristiano está llamado a amar siempre, porque nosotros estamos llamados amar como Dios, estamos llamados a amar como Jesús”.
Completando, Mons. Santiago continuó diciendo, “en este tiempo Jesús lavó los pies, fue un gesto de servicio, de grandeza de imitar en la sencillez, pero no se quedó solo con ello, tal como hemos escuchado en la escritura, les dijo a los discípulos, «ven esto, hagan ustedes lo mismo». No dijo si tienen tiempo, si tienen ganas, si les parece, nos mandó Jesús a vivir el mandato de la caridad y el servicio.
La Iglesia celebra hoy tres instituciones, la Eucaristía, el sacerdocio y el mandato de la caridad, hoy tenemos presentes a los más pobres, porque en el más pobre lo tenemos al mismo Jesús. Tuve hambre, tuve sed, estuve enfermo, estuve preso, se identifica a Jesús con aquellos que necesita, cada vez que hagan estos lo han hecho conmigo”.
Finalizando, el Obispo, expresó, “pidamos a Jesús que nos dé siempre hambre del pan de la Vida, que nos dé siempre hambre de la Palabra, que nos dé siempre el deseo de amar a su modo, que es amar a todos, que es amar siempre, que es amar primero”. Es de destacar, que durante la celebración Mons. Santiago Olivera instituyó a cuatro nuevos Ministros de la Sagrada Eucaristía, ellos son, los Seminaristas, Aaron Cabrera, Samuel Toledo, José Romero y Martín Monsalva.-
HOMILÍA.-









CELEBRACIÓN.-
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