Antártida | En este tiempo de Cuaresma nos toca servir a la Patria en un espacio de privilegio, el mismo nos invita a mirar nuestro interior como lugar de cambio y encuentro con Dios, la afirmación resulta de la síntesis del mensaje compartido por el Capellán Castrense, Padre Miguel Ángel Robledo celebrar Santa Misa, en la Base Antártica, Vicecomodoro Marambio. Procedente de la ciudad de Río Gallegos, capital de la provincia de Santa Cruz, tras 3 horas y media de vuelo, el Padre Miguel Ángel Robledo arribaba a la base apenas unas horas después del arribo de nuestra Madre de Luján, Peregrina de la Paz.
La imagen que se encuentra peregrinando por el continente Antártico, había desembarcado del ARA Alte. Irízar en la mañana del martes 25 de febrero. Para el Padre Miguel Ángel, que, con este viaje, completa la segunda visita a la base, el mismo resulta muy conmovedor, pues se encuentra, además, con la gran misión de acompañar a Ntra. Sra. de Luján, a quien ya había protegido en su paso por la Patagonia en el mes de diciembre del 2019.
Así lo describía a minutos de su arribo el último martes, “es una Gracia especial poder acompañar a nuestra Madre en su misión”. Al día siguiente, en el inicio de la Cuaresma, el Padre Robledo, celebró Santa Misa en la Capilla Santísima Virgen de Luján de la Base Marambio, donde, además, bendijo y administró las cenizas a nuestros efectivos de las Fuerzas Armadas.
Junto a la presencia de Ntra. Sra. de Luján, la imagen que estuviera en las Islas Malvinas cuidando y protegiendo a nuestros hermanos y que regresara al país el año anterior, gracias a las gestiones de nuestro Obispo Castrense de Argentina, Mons. Olivera, iniciaba la celebración Eucarística. En su mensaje, el Padre Miguel Ángel Robledo, les decía a nuestros hermanos, “iniciamos el tiempo de preparación para celebrar el misterio Pascua, la liturgia nos invita a disponer nuestro corazón a la conversión a través del ayuno, la limosna y oración”.
Continuando, destacó de aquella porción austral argentina, “nuestro lugar, donde hoy nos toca servir a la Patria, desde nuestro saber es un espacio de privilegio. El trabajo, el silencio, la soledad nos invita a mirar nuestro interior como lugar de cambio y encuentro con Dios. Buscando vivir esa comunión con mi Padre Dios y mis hermanos en la base”.-
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