Antártida | Ntra. Sra. de Luján, la Peregrina de la Paz arribó a la Base Marambio, luego de haber acompañado en la segunda y en parte de la tercera etapa de la Campaña Antártica del ARA Alte. Irízar, nuestra Madre desembarcaba del rompehielos en la mañana del 25 de febrero. Mientras el cielo apenas se distinguía entre el azul del mar por la blancura de la nieve, las nubes apenas dejaban llegar algo de claridad en aquella porción de la Patria, nuestros hombres se alistaban para concretar su misión.
El ARA Alte. Irízar se acercó lo que más pudo a la Isla Vicecomodoro Marambio, iniciando el proceso de fondear la nave, para luego comenzar con el operativo de desembarque de personal, equipamiento y también para trasladar a nuestra Madre de Luján. A lo lejos, las nubes tapaban la visual del horizonte, impidiendo contemplar a la Base que está en la cima de la Isla que lleva su mismo nombre.
Cada uno en su puesto vital, para no perder el pulso del reloj, pues los minutos en el continente blanco cuentan más del doble, los segundos son preciados y no se puede perder ninguno porque el frío de lo que será la próxima invernada se acerca a pasos agigantados. Allí, entre el personal, esperaba nuestro Capellán Castrense, Padre Luis Scrinzi custodiando a nuestra Madre de Luján que ya se encontraba en el interior de la Ermita Itinerante, que la protege en su traslado, lista para abordar la aeronave que la llevaría a la Base Marambio.
En esa mañana histórica, resultaba imprescindible hacer un paréntesis en esta perfecta tarea que hacen nuestros hermanos, en una suerte de regresar a la raíz de este operativo. Donde, más allá de todo, nuestros efectivos, también están custodiando a aquella imagen que estuvo en Malvinas cuidando a nuestros hombres de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad, aquella que, gracias a las gestiones de nuestro Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, regresaba al país en noviembre de 2019.
A días de haberse cumplido 116 años de soberanía en el Continente Antártico de nuestro país (22 de febrero de 1904), a meses de cumplirse 38 años del inicio de su misión en las Islas Malvinas, la Peregrina de la Paz volaría a Marambio despidiéndose así del rompehielos e iniciando su última etapa en la Antártida Argentina. En ese clima, mientras María, Madre Dios, en su advocación de Ntra. Sra. de Luján abordaba el Sea King de la Aviación Naval (helicóptero que se encuentra embarcado en el rompehielos), el Padre Scrinzi rezaba en su despedida.
Allí, nuestro Capellán Castrense, nos compartía una especial reflexión, “estoy agradecido por esta misión encomendada, de haber acompañado a nuestra Madre en su peregrinación por la Antártida Argentina. Agradezco a la Virgen el haberme permitido contemplar su Gracia de estar cerca suyo, de sentirme protegido y bendecido por Ella, agradeciendo, además, a todos quienes con su especial amor colaboraron en el cumplimiento de la misión de Ntra. Sra. de Luján”.
Mientras el Sean King se perdía entre las nubes, del otro lado, en la Base Vicecomodoro Marambio, nuestros hermanos de las Fuerzas Armadas esperaban su arribo. Con honores a la Santa Patrona de la República Argentina, recibían a media mañana de hoy, en esa porción austral argentina a la Peregrina de la Paz.
En sus primeros momentos de peregrinación, la Madre fue escoltada hasta la Capilla de la Base Antártica, donde fue llevada y ubicada en su interior. Recordando además, que la Capilla fue bendecida en 1996, bajo la advocación de Ntra. Santísima Virgen de Luján por el entonces Obispo Castrense de Argentina, Mons. Martina.
Mientras se esperaba el arribo a la Base Marambio del Capellán Castrense, Padre Miguel Robledo, procedente de la ciudad e Río Gallegos, provincia de Santa Cruz, quien se encargará del cuidado de nuestra Madre, la imagen que estuvo en Malvinas permanecerá en la base. Con fecha aún a confirmar, el Padre Robledo, será el encargado de acompañar en su regreso a Buenos Aires en forma aérea en una nave de la Fuerza Aérea Argentina a Ntra. Sra. de Luján, Peregrina de la Paz.-
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