BUENOS AIRES | No olviden el sentido de pertenencia, esfuércense en custodiar las raíces de nuestra Patria, de la Institución, de la cultura, aquellas raíces que nos dan identidad, pues sin raíces no se crece, así lo expresó el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera al compartir la invocación religiosa en el acto de Egreso de Cadetes de la PNA (Prefectura Naval Argentina). Celebrada en la tarde del viernes 24 de noviembre en la Escuela de Catetes, Gral. Matías de Irigoyen en la ciudad de Zarate provincia de Buenos Aires.
Presidió el acto, el Sr. Ministro de Seguridad de la Nación, Cdor. y Dr. Aníbal Fernández, quien estuvo acompañado por el Prefecto Nacional Naval, Prefecto General, Mario Rubén Farinón, el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera, autoridades de la Escuela de Cadetes de la PNA, efectivos de la Fuerza Federal de Seguridad, Cadetes y familiares. En la invocación religiosa, el Obispo, Mons. Santiago decía, “recuerden que, amén del uniforme que supieron ganarse, es quien lo lleva puesto el que llama la atención de los demás por su amabilidad, actitud de servicio, buen ejemplo hacia todos y fundamentalmente al cumplir y hacer cumplir la ley. No olviden el sentido de pertenencia, esfuércense en custodiar las raíces de nuestra Patria, de la Institución, de la cultura, aquellas raíces que nos dan identidad, pues sin raíces no se crece”.
A continuación, compartimos en forma completa el texto de la invocación religiosa de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:
Invocación Religiosa
Egreso de Cadetes
Escuela de Cadetes, Gral. Matías de Irigoyen
Zarate, Buenos Aires, 24 de noviembre de 2023
«Te doy gracias Señor por tu Amor, no abandones la obra de tus manos». Ps 137
Padre Todopoderoso, fuente de toda razón y justicia: celebramos el egreso de los Oficiales Ayudantes de la Promoción 89 del Cuerpo General, Escalafón General, 55 del Cuerpo General Escalafón Intendencia y 33 del Cuerpo Complementario Escalafón Técnica General de la Escuela de Cadetes de Prefectura Naval Argentina, «General Matías de Irigoyen»; jóvenes cargados de ideales con miras a las diversas responsabilidades y un nuevo derrotero en su vocación policial: el que la institución y la Patria les confieran. Bendícelos como también estos despachos y reconocimientos académicos símbolo material de sus méritos y estos sables símbolo de la autoridad -como compromiso y servicio- que asumen en ese día y de los que están llamados a dar razón en los diferentes lugares de servicio.
Recuerden que, amén del uniforme que supieron ganarse, es quien lo lleva puesto el que llama la atención de los demás por su amabilidad, actitud de servicio, buen ejemplo hacia todos y fundamentalmente al cumplir y hacer cumplir la ley.
Consideren esto no solo en la relación de amistad fraguada en estos tres años entre ustedes, sino también para aquellos con quienes servirán juntos desde los nuevos destinos, dando importancia a su vida comunitaria, al compartir los momentos felices y los más difíciles, sin olvidar la solidaridad cristiana que imprime el espíritu de cuerpo y camaradería. No olviden el sentido de pertenencia, esfuércense en custodiar las raíces de nuestra Patria, de la Institución, de la cultura, aquellas raíces que nos dan identidad, pues sin raíces no se crece.
Te agradecemos Señor, por el acervo humanístico y técnico que los Superiores, instructores y profesores selectos, les impartieron con competencia, amor y sentido de responsabilidad para el seguro ejercicio de sus capacidades y también por los padres, familiares, compañeros y amigos de estos nuevos egresados, que los animaron siempre a perseverar en esta vocación y profesión.
Que el tiempo del adviento que pronto iniciaremos y nos invite a estar siempre constantes alertas y vigilantes, sabiendo que Jesús viene una vez más hacia nosotros en esta próxima Navidad y nuestra Madre y Augusta Patrona, la Virgen Stella Maris se digne cubrir con su manto maternal a cuantos pasan a engrosar los cuadros permanentes de nuestra Prefectura Naval Argentina en sus diversos cuerpos y escalafones, para que ofrezcan un servicio leal, honesto y sincero a la Nación y querido pueblo Argentino que aporta su historia y su vida, sus gozos y fatigas y nos oriente al puerto final, el de la bienaventuranza eterna, concediéndonos en la vida y en la muerte, la misericordiosa dulzura de la paz.
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