Descubramos que con Cristo todo se puede, así nos lo decía la Viuda Consagrada, Alicia Elena Videla de Ursino, lo hacía, en el desarrollo de su exposición titulada, Viuda Consagrada, Vocación y Consagración. Organizada por la Escuela de Ministros y Diáconos Permanente de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, el encuentro se llevó adelante el último 12 de diciembre, en forma virtual a raíz de la situación de pandemia imperante en nuestro país.
Alicia, quien es Enfermera Jubilada de la Armada Argentina y Diocesana Castrense, era protagonista de la presentación. justamente en el día en que se cumplían, 17 años de la toma sus primeros votos como Viuda Consagrada. Aquel 12 de diciembre de 2003, dice Alicia de Ursino, “con mucha oración y dirección espiritual, hice mis primeros votos privados a los pies de la Santísima Virgen, teniendo como testigo al Padre Jorge Wagner en el día de la Solemnidad de la Virgen de Guadalupe”.
Según nos manifestaba, Alicia Elena, nacida en Puerto Belgrano, conoció a su marido Roberto Ursino en la ciudad de Punta Alta, estuvo casada con él, durante 24 años, ella nos contaba, “no tuvimos hijos, ni pudimos adoptarlos, así que fuimos de los denominados matrimonios sin hijos. Agregando, “a partir de mi viudez, comenzó un camino doloroso por el duelo, pero con esperanza hacia lo que Dios me pedía (…).
Haciendo memoria, Alicia nos habló de su matrimonio y de cómo junto a su marido se acercaron a Dios. Así lo describía, “gracias a mi madre, quien nos influyó a que nos acerquemos a la fe, tuvimos el respaldo de nuestros sacerdotes, hasta que una vez, con muy buen atino, nos sugirió alguien, por qué no adoptan Curas y así nuestra casa se convirtió en su hogar”.
Continuando, agregó, “así nuestra casa se colmó, tuvimos una vida muy apostólica con Roberto, hasta que él falleció (…), nadie sabe que hacer con una viuda, 3 años me costó poder salir. El Señor me gritó, ´te quiero toda para mí´, y así tomé los primeros votos”.
Al respecto, Alicia nos contaba, “los votos laicales son anuales y reservados, todos los años los renové hasta el año pasado (el 13 de diciembre de 2019), cuando Mons. Jorge Wagner, me tomó los votos definitivos”. Pero, qué hace una Viuda Consagrada, “en mi caso particular, colaborar con los sacerdotes y ayudar a los seminaristas, sin descuidar mis deberes de estado (hija) y mi trabajo, en el mundo sin ser del mundo.
Es decir, estar atenta a las necesidades de los sacerdotes, para ello, hay que conocerlos y escucharlos. Hay mucha gente que está sola, ellos necesitan que los escuchemos, pero escucharlos sin prisa, sin mirar el reloj”. A lo que agregó, “el Señor siempre nos llama, pero, no sé si estamos siempre atentos”, así nos señalaba Alicia, que Dios siempre nos espera, siempre se manifiesta y por ello debemos prestar atención a todo.
Sobre su misión y este año particular en que hemos vivido la humanidad con la declaración de pandemia por COVID-19, Alicia Elena nos decía, “esta cuarentena, yo la transcurrí muy bien, pensé mucho también en los cristianos perseguidos, que no tienen ellos la posibilidad de ir a la Iglesia, que sus casas son sus templos, que están solos. Entonces supe que nosotros a pesar de todas las limitaciones, podíamos hacer más, ayudando a nuestros fieles a estar conectados, informados y también contenidos.
Para que puedan ver a Jesús, tener un encuentro personal con el Señor, sepan, que, si yo no hubiera tenido a Jesús al lado mío, no hubiera podido superar todo lo que me tocó vivir. Descubramos que con Cristo, todo se puede”.
Entre tantas situaciones que hemos afrontado, muchos hermanos han sufrido la perdida de un ser querido, Alicia hacía una especial reflexión, “la gente no aparece cuando una enviúdese, una situación que también viven los padres que pierden a sus hijos (…). Consagrar la viudez a Dios, es un llamado único e irrepetible a vivir este estado de vida solo para Él, como Esposo y al servicio de la Iglesia”.
Regresando a su misión, Alicia de Ursino nos contó, “yo soy itinerante, colaboro en muchas Parroquias, pertenezco a la Diócesis y a quien me necesite. Si tuviera que sintetizar mi existencia, podría decir que no tengo vida propia, mi vida esta en manos de Dios”.
Por solo graficar, Alicia nos contaba parte de sus tareas como Viuda Consagrada, “mi vida es, ofrecimiento de obras, rezar el Santo Rosario, hacer lectura espiritual diaria. Además, Misa diaria, visita al Santísimo, confesión y retiro espiritual frecuentemente”.
El Santo Padre Francisco, en septiembre de 2018, en la reunión mantenida con un grupo de Viudas Consagradas, les decía, con su consagración en la viudez “confirman que es posible vivir los consejos evangélicos” ejerciendo las responsabilidades familiares, profesionales y sociales, pues la consagración – ha puntualizado – “es un regalo que el Señor le da a su Iglesia para recordar a todos los bautizados que el poder de su amor misericordioso es un camino de vida y santidad, que nos permite superar las pruebas y renacer a la esperanza y a la alegría del Evangelio”.[1]
En final de su ponencia, Alicia Elena Videla de Ursino, decía, “a Roberto lo extraño todos los días de mi vida, esta en manos de Dios. Él, se me adelantó, todos tenemos fecha de partida.
En el caso de mi consagración, el Señor me llama desde su Palabra, <<Permaneció viuda, y tenía ya ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo día y noche al Señor con ayunos y oraciones (Lc 2, 36-38). Lo que para mí, esencialmente sería, “Te quiero toda para mí”.-
[1] Papa a viudas consagradas: «quien se entrega a Dios por amor, será fructífero”
Alicia ha sido siempre un ejemplo y una gran motivación de servicio para nuestra comunidad de Puerto Belgrano. Es un sol que hace que lo difícil resulte sencillo. Gracias Ali!!!