En el Edificio Libertad sede del Estado Mayor General de la Armada Argentina, Mons. Olivera bendijo un cuadro del Venerable Siervo de Dios Enrique Shaw, fue en la mañana del martes 27 de agosto en un nuevo aniversario de la pascua de quien fuera también integrante de la Fuerza Armada. Ayer, se cumplieron 62 años del fallecimiento de Enrique Shaw a la edad de 41 años, el Venerable Siervo de Dios había ingresado a los 14 años a la Escuela Naval Militar de la Armada Argentina, llegando al grado de Teniente de Fragata al momento de pedir su baja.

El cuadro que fue emplazado en el Hall de ingreso del Edificio Libertad, cito en el barrio de Retiro, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, contó con la presencia del el Secretario General de la Armada, Contralmirante Enrique Antonio Balbi, el Director de Relaciones Institucionales, Capitán de Navío Jorge Javier Raimondo, el Director de la Escuela Naval Militar (ESNM), Capitán de Navío Pablo Germán Basso, el Obispo Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad, Mons. Santiago Olivera, el Capellán Mayor de la Armada Argentina, Padre Rostom Maderna, el Rector de la Catedral Castrense, Padre Diego Pereyra y el Capellán, Padre Hernán Vigna. También de Sara Shaw de Critto, Elsa Shaw de Canale, Isabel Shaw y Gabriel Shaw hijos del Venerable Siervo de Dios quienes estuvieron acompañados por dos de sus nietas: Sara Critto Shaw de Eiras y Agustina Shaw, el Contralmirante (RE) Luis María González Day y Gonzalo Tanoira, ex presidentes de ACDE (Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas). 

Al bendecir el cuadro, Mons. Santiago decía, “has Señor que ellos, siguiendo la huella de tu Hijo y considerando los ejemplos del Venerable Enrique, lleguen al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Que su palabra y ejemplo proclamen el Evangelio dispuestos sin miedo a derramar su sangre por Él, y carguen cada día con la Cruz de Cristo.

Que se entreguen totalmente a tu servicio y al de los de los hermanos. Que cumplan sus deberes como ciudadanos de este mundo, llenándolo del espíritu de Cristo con la mirada puesta en la Mansión del Cielo”.-