En el primer jueves del mes, rezamos por las Vocaciones sacerdotales

2 septiembre, 2021

PRIMER JUEVES DE MES: “Rueguen al Dueño de la mies…”

AMBIENTACIÓN[i]:

Confiados en las palabras del Señor “Pidan y se les dará…” es que acudimos a su Presencia para pedir por las vocaciones a la vida Sacerdotal: pedimos por nuestros seminaristas, nuestros sacerdotes y por los que el Señor quiere en este camino para que respondan con generosidad al Dios que los llama.

Damos gracias por Agustín que recibió la Admisión a las Sagradas Órdenes y pedimos, especialmente, por Luis que recibirá el Ministerio del Acolitado.

+En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

En la Presencia del Señor renovamos nuestra fe en el Misterio de la Eucaristía:

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vió Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre: concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

PALABRA DE DIOS

Sabemos que septiembre es el “Mes de la Biblia”, por eso hemos querido destaca “su” presencia entre nosotros con este pequeño “Rincón Bíblico”[ii]. Le vamos a pedir a (se le pide a alguien) que tome la Palabra de Dios, mientras cantamos[iii]….. encendemos también los cirios y disponemos el corazón para escuchar:

Leemos Lucas 11, 27- 28:

Compartimos juntos una breve reflexión en torno a la figura del Santo Cura Brochero, Patrono del Clero Argentino, y su estrecha relación con la Palabra de Dios.

En cuanto miembro de la Iglesia y en cuanto sacerdote, Brochero estaba llamado a un íntimo encuentro con la Palabra de Dios. La Palabra que lo alimenta y la Palabra que debe comunicar; la Palabra que le expresa su vocación y la Palabra que lo lleva en su misión. Diversas fuentes de testimonios sobre Brochero nos hablan de este contacto suyo, un contacto “rumiante” con la Palabra de Dios.

Los testimonios son convergentes. “Era muy versado en las ciencias sagradas y las meditaba profundamente. Le oí predicar muchas veces y era muy gráfico en sus explicaciones y se basaba en comparaciones de la vida común. Era un hombre conocedor de las Sagradas Escrituras, leía con frecuencia el Santo Evangelio”

Esto que parece tan común en su época no lo era tal. No se acostumbraba, incluso entre los

sacerdotes, acceder permanentemente a la Palabra de Dios más que en la liturgia. Además, había muy pocos ejemplares traducidos al español, y Brochero tenía uno.

Notable resulta el testimonio de Monseñor Raimundo G. Castellano quién dice: En cuanto a que si era versado sobre las Sagradas Escrituras el testigo manifiesta que difícilmente otro sacerdote

conociera tan bien el Santo Evangelio, como el Siervo de Dios. En casa del Dr. Galíndez, los dos únicos libros que tenía sobre su mesa eran el Santo Evangelio y la Imitación de Cristo. Y un Padre Misionero decía que el Siervo de Dios conocía de memoria los Evangelios y algunas cartas de San Pablo.

Podemos decir que Brochero tenía claro aquello de “no se puede amar lo que no se conoce”, de ahí su interés en “conocer y aprehender” la Palabra de Dios. No con un afán de erudito para la vanagloria sino para amar más y mejor. Amar con radicalidad “…hasta el extremo”

En este primer momento de oración pedimos esta familiaridad con la Palabra de Dios, pedimos

acudir a Ella con frecuencia, pedimos el propósito de conocerla más (capaz sí sé de alguien que me pueda enseñar, algún curso que conozca: inscribirme, averiguar …) y pedimos que nuestros

sacerdotes, seminaristas y jóvenes también sean asiduos con la Palabra: en su oración, para la predica, en el estudio, para discernir…

(NOS TOMAMOS UNOS MINUTOS DE SILENCIO)

SEGUIMOS COMPARTIENDO:

Sólo cuando se tiene al Evangelio muy adentro se lo puede vivir con claridad y con vocación de

servicio en el compromiso por la promoción de las personas, promoción espiritual con el encuentro con Jesús y promoción humana con el acceso a los servicios básicos para una vida más digna; esto

verdaderamente identifica la figura de nuestro Cura Gaucho, José Gabriel del Rosario Brochero.

Otro testimonio que habla acerca de los dones y la caridad pastoral de Brochero sostiene:

“Oraba con frecuencia y meditaba los sagrados Evangelios”. Este conocimiento proveniente de la escucha, la oración y la meditación de la Palabra, se traducen en una predicación evangélica de

calidad. En realidad, su predicación era ´siempre basada en el Evangelio. Es al estilo de Jesús, “un profeta grande en obras y en palabras”.

Citaba de memoria la Palabra de Dios. Su modo, su estilo, su manera de decir las cosas grandes

en forma simple lo ponía en profunda sintonía con el Maestro de Galilea, con Jesús. Sin duda, Brochero encontró no solamente un modo de conceptualizar con claridad las verdades que el Evangelio revela a la razón, sino que las hacía pasar por el corazón, dejándose tomar en los sentimientos y en los afectos.

La Palabra así “rumiada” nos hace “accesible” el querer de Dios para nuestras vidas y nos

incentiva a llevarla a la práctica y a compartirla con los demás. Aquí podemos pedir que la Palabra nos ilumine esa situación concreta que estoy atravesando y no sé qué decisión tomar. Qué me haga llegar a esa o esas personas a quienes me gustaría que la Palabra le llegue también al corazón y se “acerquen”

a Dios (puedo nombrarla/s en el silencio del corazón). Pido esa sabia creatividad para transmitirla a ejemplo de las parábolas de Jesús y que el cura Brochero tan bien imitaba con ejemplos de su época y

de su gente para hacerle “entender y gustar” las cosas de Dios. Esto mismo lo pedimos para todos los sacerdotes y nuestros seminaristas.

(NOS TOMAMOS UNOS MINUTOS DE SILENCIO)

Podemos cantar “Pescador de hombres” (u otra canción vocacional)

Rezamos juntos por nuestros sacerdotes, seminaristas y vocaciones

A cada intención respondemos: “Concédenos, Tu Gracia Señor”.

Por la Iglesia de Dios, el Papa Francisco, nuestro obispo Santiago, para que la Palabra, la Buena

Noticia predicada nos incentive a crecer en la Comunión y favorezca la “Cultura del encuentro”, roguemos al Señor. Te rogamos, óyenos.

Por los sacerdotes, para que encuentren siempre tiempo dedicado a la oración, roguemos al

Señor. Te rogamos, óyenos.

Por los cristianos del mundo, para que, con la oración, den seguridad y fortaleza a los

sacerdotes que atraviesan por horas de dificultad, roguemos al Señor Te rogamos, óyenos.

Por nuestros seminarista y juventud castrense, para que busquen en la oración la fuerza y el

camino de la verdad, en un Dios que los llama a seguirlo, roguemos al Señor. Te rogamos, óyenos.

Para que sean muchos los que respondan a la llamada a la vida de consagración, y nosotros

sepamos ser ejemplo y modelo para ellos, roguemos al Señor. Te rogamos, óyenos.

Por todos nosotros, para que en la oración busquemos espíritu de servicio a los demás, cada día más generoso, roguemos al Señor. Te rogamos, óyenos.

Para concluir este rato de oración rezamos juntos por las vocaciones:

Señor Jesús, buen pastor de tu pueblo,

te necesitamos para vivir con esperanza.

Queremos rogarte que regales más sacerdotes a tu Iglesia;

para que lleven la luz de tu Palabra

y reúnan a tu familia en torno al altar.

Te damos gracias

porque a través de ellos nos das el perdón

que nos alienta a seguir caminando.

Danos sacerdotes misioneros, itinerantes y samaritanos.

Dispuestos a la entrega de la propia vida.

Que nos acompañen

a construir un mundo nuevo

de paz, de justicia y de solidaridad.

¡Escúchanos, Señor!

Que tus sacerdotes puedan ser fieles a tu llamado,

que sean signo de tu amor para tu pueblo

y se entreguen con alegría.

Que sean capaces de compartir la vida de los pobres

y consuelen a los que sufren.

Bendice a nuestra Iglesia Particular Castrense,

con vocaciones a la vida sacerdotal y

regala a nuestros seminaristas, perseverancia y generosidad.

Jesús Buen Pastor, en vos confiamos.

María, Madre de Luján, ruega por nosotros

junto a nuestros santos patronos:

Juan María Vianney, Juan de Capistrano y José Gabriel Brochero

Amén.

– Manda Padre, muchos y santos obreros a tu mies. Conserva y santifica a los que están.

Nos despedimos con un canto o una oración a nuestra Madre, la Virgen María: oyente atenta de la Palabra, y se convierte en “Ntra. Sra. de la Prontitud” a decir del Papa Francisco en alusión a su escucha de la Palabra y atención para servir a su prima Isabel y a los esposos de la boda de Caná. Ella nos haga imitarla y ser así: discípulos misioneros de su Hijo Jesús… cantamos

+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén


[i] Podemos reunirnos en la Iglesia- sería lo mejor- combinando con el sacerdote del lugar para que acompañe. Invitar a quienes quieran sumarse (se puede invitar en la Misa de este fin de semana, a través de los grupos de WatsApp u otras redes sociales, etc.). Rezar antes de la Misa y con exposición del Santísimo. De no ser posible esto, reunirnos en algún lugar conveniente para rezar.

[ii] Preparar con anticipación un lugar para ubicar la Biblia: Una pequeña mesa, un mantel, velas y, en lo posible, algunas flores y, también, alguna imagen o estampa del santo Cura Brochero.

[iii] Algún canto alusivo a la Palabra que conozca la mayoría de los que se han reunido o enseñar algún canto nuevo.

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