La Pampa | Cuaresma es la declaración de amor de Dios al hombre que lo invita al desierto, para prepararlo a su mesa en el cielo, así lo señalaba el Capellán Castrense, Padre Víctor Hugo Massarotti durante la celebración Eucarística en el inicio de Cuaresma en el Escuadrón Móvil 4, Gral. Acha de GNA. Durante el miércoles 26 y jueves 27 de febrero, el Capellán Castrense, administró las cenizas a más de 150 Centinelas en formación de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), quienes participaron de la Santa Misa.
Reunidos en la Plaza de Armas del Escuadrón Móvil 4, Gral. Acha de GNA, luego de izar nuestra bandera nacional, con la presencia del Segundo Jefe de Unidad, Comandante Principal, Leonardo Villarroel, iniciaba la celebración Eucarística. En el mensaje compartido el Padre Massarotti, decía, “Argentina tiene el orgullo de celebrar hoy mas de 200 años de izamiento de su bandera celeste y blanca, la misma que hizo izar el Gral. Manuel Belgrano a orillas del Río Paraná, en Santa Fe.
Esa enseña, que tiene los colores de la vida, del respeto por la misma, esa bandera que todos amamos y que nos permite decir presente ante el mundo”.
Continuando, el Capellán Castrense referenció, “Belgrano, no se contentó con enseñarla a todos, sino que acto seguido, fue al atrio de la Catedral de Rosario y pidió al Capellán la bendijera. Fue el Padre Julián Navarro, un hombre de Dios convocado más tarde por el Padre de la Patria, para asistir a sus Soldados en el heroico cruce de los Andes entre otros hombres de Dios”.
Agregando al respecto, “el Padre Navarro, pasó a la historia como el primero de los Sacerdotes que bendijo la Bandera, con las promesas de Jesucristo en una Patria para todos. Estamos en Cuaresma, 40 días antes de la Pascua.
Cuaresma es la declaración de amor de Dios al hombre que lo invita al desierto, para prepararlo a su mesa en el cielo”. En tal sentido, el Padre Víctor Hugo, señalaba, “los Gendarmes del Móvil 4, Gral. Acha, La Pampa, no nos queremos quedar fuera de esta divina invitación, y como un niño, nos tomamos fuerte de la mano del Padre Dios, para poder cruzar la calle de la vida”.
Alentándonos, afirmaba, “cruzamos seguros y victoriosos de que llegaremos a la Pascua, porque no hay Domingo de Gloria sin pasar por el viernes Santo. Dios salve a la Argentina y aleje de nuestras tierras todas las pestes y enfermedades. Que la Virgen de Luján, con el Cura Brochero y la réplica de su Poncho nos traigan todo el amor a Jesucristo que necesita nuestros corazones”.-
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