MONS. OLIVERA | Con gran alegría me dirijo a ustedes para invitarlos a celebrar juntos la solemne apertura del Año Jubilar, así lo expresa el Obispo Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad de la República Argentina al compartir un mensaje dirigido a la comunidad Diocesana, invitándonos a la celebración en nuestra Catedral Castrense, Stella Maris, el próximo 29 de diciembre a las 11 horas. Mons. Santiago Olivera nos dice en su mensaje, “invito a todos, familias, militares y fuerzas policiales, retirados y en actividad.
El Santo Padre ha establecido, en la Bula Spes non confundit, que este Jubileo se abra el 24 de diciembre de 2024, Solemnidad de la Natividad del Señor, con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano y el domingo siguiente, 29 de diciembre de 2024, fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, se realice la apertura del Jubileo en las Iglesias particulares. Con mucha alegría presidirá nuestra Eucaristía el Sr. Nuncio Apostólico Mons.Miroslaw Adamczyk”.
Profundizando, el Obispo dijo, “es el camino de la Sagrada Familia de Dios que, en la Iglesia de hoy, avanza hacia la Jerusalén celestial. Sabemos que por la particularidad de nuestra Iglesia Diocesana y la ubicación geográfica de nuestra Catedral no es fácil la organización de dicha celebración pedida por el Papa a todos los obispos del mundo. Confiamos en esta convocatoria, en este signo, manifestamos una vez más la comunión con el Santo Padre y la unidad con todas nuestras Iglesias hermanas”.
En otro párrafo, Mons. Santiago recordaba el mensaje del Santo Padre Francisco, “en el Año Jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penurias. Pienso en los presos que, privados de la libertad, experimentan cada día – además de la dureza de la reclusión -, el vacío afectivo, las restricciones impuestas y, en bastantes casos, la falta de respeto. Propongo a los gobiernos del mundo que en el Año del Jubileo se asuman iniciativas que devuelvan la esperanza; formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad; itinerarios de reinserción en la comunidad a los que correspondan un compromiso concreto en la observancia de las leyes. Palabras del Santo Padre que hacen eco esperanzado en nuestra Iglesia Castrense”.
Completando, el Obispo compartió, “es una exhortación antigua, que surge de la Palabra de Dios y permanece con todo su valor sapiencial cuando se convoca a tener actos de clemencia y de liberación que permitan volver a empezar: “Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país” (Lev 25,10)”.
A continuación, compartimos el mensaje completo de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad:
Buenos Aires, 2 de diciembre de 2024
Prot. 177/2024
Querida comunidad diocesana:
Con gran alegría me dirijo a ustedes para invitarlos a celebrar juntos la solemne apertura del Año Jubilar, un tiempo especial de gracia y renovación espiritual que nos ha convocado el Papa Francisco. Invito a todos, familias, militares y fuerzas policiales, retirados y en actividad.
El Santo Padre ha establecido, en la Bula Spes non confundit, que este Jubileo se abra el 24 de diciembre de 2024, Solemnidad de la Natividad del Señor, con la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro del Vaticano y el domingo siguiente, 29 de diciembre de 2024, fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, se realice la apertura del Jubileo en las Iglesias particulares. Con mucha alegría presidirá nuestra Eucaristía el Sr. Nuncio Apostólico Mons.Miroslaw Adamczyk.
En nuestra diócesis, este acontecimiento tan significativo tendrá lugar en nuestra Catedral Stella Maris, el 29 de diciembre a las 11:00 hs. donde seremos signo de comunión e inauguraremos este tiempo acogido como un don de Dios.
Es el camino de la Sagrada Familia de Dios que, en la Iglesia de hoy, avanza hacia la Jerusalén celestial.
Sabemos que por la particularidad de nuestra Iglesia Diocesana y la ubicación geográfica de nuestra Catedral no es fácil la organización de dicha celebración pedida por el Papa a todos los obispos del mundo. Confiamos en esta convocatoria, en este signo, manifestamos una vez más la comunión con el Santo Padre y la unidad con todas nuestras Iglesias hermanas.
El Santo Padre ha compartido en la Bula que será un Año Santo caracterizado por la esperanza que no declina, la esperanza en Dios. Que nos ayude también a recuperar la confianza necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la dignidad de toda persona y en el respeto de la creación. Que el testimonio creyente pueda ser en el mundo levadura de genuina esperanza, anuncio de cielos nuevos y tierra nueva (cf. 2 P 3,13), donde habite la justicia y la concordia entre los pueblos, orientados hacia el cumplimiento de la promesa del Señor.
En el Año Jubilar estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para tantos hermanos y hermanas que viven en condiciones de penurias. Pienso en los presos que, privados de la libertad, experimentan cada día – además de la dureza de la reclusión -, el vacío afectivo, las restricciones impuestas y, en bastantes casos, la falta de respeto. Propongo a los gobiernos del mundo que en el Año del Jubileo se asuman iniciativas que devuelvan la esperanza; formas de amnistía o de condonación de la pena orientadas a ayudar a las personas para que recuperen la confianza en sí mismas y en la sociedad; itinerarios de reinserción en la comunidad a los que correspondan un compromiso concreto en la observancia de las leyes. Palabras del Santo Padre que hacen eco esperanzado en nuestra Iglesia Castrense.
Es una exhortación antigua, que surge de la Palabra de Dios y permanece con todo su valor sapiencial cuando se convoca a tener actos de clemencia y de liberación que permitan volver a empezar: “Así santificarán el quincuagésimo año, y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país” (Lev 25,10). El profeta Isaías retoma lo establecido por la Ley mosaica: el Señor “me envío a llevar la buena noticia a los pobres, a vendar los corazones heridos, a proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, a proclamar un año de gracia del Señor.” (Is 61, 1-2).
Esperando contar con la participación de todos, los saludo y les envío mi bendición,
+Santiago Olivera
OBISPO CASTRENSE
Y DE LAS FUERZAS FEDERALES DE SEGURIDAD
REPÚBLICA ARGENTINA
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