MONS. OLIVERA | El Papa murió en su ley, quiso entregarse, no pensó en sí mismo, así el Señor lo llamó a su presencia

22 abril, 2025

MONS. OLIVERA | El Papa murió en su leyquiso entregarse, no pensó en sí mismo, así el Señor lo llamó a su presencia, las palabras fueron compartidas por el Obispo Castrense y de las Fuerzas Federales de Seguridad en entrevista con DEF (Defensa). Mons. Santiago Olivera expresaba, “el Papa Francisco es un don para la Iglesia y para nuestra Patria.

Creo que, con el tiempo, la historia va a dimensionar mucho más que un argentino –el primer papa de América Latina– condujera la Iglesia”. Al consultar al Obispo qué similitudes ve entre San José Gabriel del Rosario Brochero y Su Santidad Francisco, Mons. Santiago compartió, “el Cura Brochero dijo algo muy lindo: “Quiero que Dios me lleve confesando o practicando el evangelio. Quiero morir obrando como cura”. Y el Papa murió así”. 

A continuación, compartimos en forma completa el mensaje de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense y de las Fuerzas Federales de Seguridad:

Papa Francisco: en su última misa por el jubileo de las Fuerzas Armadas, les agradeció su vocación de servicio

En diálogo con DEF, el Obispo Castrense de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Santiago Olivera, recordó el papel del papa en la canonización del Cura Brochero, la entrega de la Virgen de Luján que estuvo en Malvinas y el jubileo de las FF. AA. 

“El Papa Francisco es un don para la Iglesia y para nuestra Patria. Creo que con el tiempo, la historia va a dimensionar mucho más que un argentino –el primer papa de América Latina– condujera la Iglesia. Yo he tenido la dicha de escribir un libro sobre el cura Brochero, Pastor con olor a oveja, en el que relaciono a Francisco con el santo, porque Brochero hablaba con el lenguaje de su gente. El Papa Francisco también lo hace, con palabras, gestos y actitudes. Francisco nos invita a pensar en una Iglesia que se hace prójimo, que nos ayuda a cuidar la casa común –nuestro medioambiente– y que se preocupa por todos los hombres, fundamentalmente, por los más desprotegidos, enfermos o presos”, dijo a DEF, tiempo atrás, el obispo castrense, Monseñor Santiago Olivera.

Tras el fallecimiento del Papa Francisco, este 21 de abril, DEF volvió a contactar al cura argentino que, por su cargo, acompaña espiritualmente a los efectivos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Olivera no solo tuvo un papel fundamental en la canonización del “Cura Brochero” (a quien Francisco declaró santo), sino que además estuvo en el Vaticano con el sumo pontífice durante la entrega y bendición de la Virgen de Luján que estuvo en la Guerra de Malvinas y, hace pocos días, presenció la última misa pública celebrada por el papa en el marco del jubileo de las Fuerzas Armadas. 

-Tenía cercanía con el papa Francisco, particularmente porque usted estuvo involucrado en la causa del Cura Brochero, ¿recuerda aquel momento?

-Como fui sacerdote en Morón y el papa Francisco fue Arzobispo de Buenos Aires, tuve la gracia de tener varios encuentros con él. 

Cuando a mí me hicieron obispo de Cruz del Eje, en Córdoba, en el año 2008, el día anterior me llamó y me dijo que me llevaba “puesto a Brochero”. Recuerdo que me dijo que teníamos que trabajar para la causa. 

-¿Cómo siguió eso? 

-Luego, en el 2013, lo eligieron papa. Pero, antes, en el 2012 y por gracia de Dios, el papa Benedicto XVI sacó el decreto que a Brochero lo hacía beato. Cuando él renunció, continuó la obra Francisco. 

Siempre pudimos conversar al respecto, aunque él era muy respetuoso de la causa y su proceso, tanto en nuestra diócesis de Cruz del Eje como en el Vaticano. Pero sin duda, tenía un particular cariño a Brochero. 

-¿Qué similitudes encuentra entre ambas figuras?

-El Cura Brochero dijo algo muy lindo: “Quiero que Dios me lleve confesando o practicando el evangelio. Quiero morir obrando como cura”. Y el Papa murió así. 

Ayer se lo vio en público, tras su internación, con su papamóvil, saludando a la gente y recibiendo a ese pequeño niño que le presentó una mamá. Creo que el Papa murió en su leyquiso entregarse.
No pensó en sí mismo, si tenía que descansar o no contagiarse de nada. Así el Señor lo llamó a su presencia. 

Olivera: “Con los pies en la tierra nos hablaba del cielo”.

-¿Qué representan esos actos del papa Francisco?

Francisco unió a muchos argentinos, más allá de la fe y de la distinta comprensión religiosa. Aun a los no creyentes. Era un hombre de Dios, encarnado, que puso su mirada en los más pobres, en la valoración de la paz y en la denuncia a toda guerra. 

El papa quiso hacer puentes constantes para que la cultura del encuentro se hiciera realidad.


-¿Qué fue para Argentina?

Perdimos un grande y Argentina creo que tendrá que ir dimensionando, en el tiempo, esa grandeza. 

Con él, a veces no nos portamos tan bien porque queríamos llevarlo al barro de la fragmentación, de la política o del partidismo. Sin embargo, fue un hombre de Dios que, con los pies en la tierra, nos hablaba del cielo.

-“No serás profeta en tu tierra”, dice el evangelio. ¿No supimos valorarlo?

-Hubo gente que sí, otros que no. Las ideologías siempre ciegan, sean del lado que sean. Creo que hubo miradas ideológicas que no nos permitieron dimensionar que un obispo de nuestra tierra, Argentina, haya sido el pastor universal. Eso fue un lujo, una maravilla, una bendición y un compromiso, porque ahora debemos seguir sus huellas. 

De Malvinas al Vaticano: así vivió Francisco la bendición de la Vírgen de Luján que estuvo en la Guerra

-¿Sabe usted cómo vivió el papa Francisco la bendición a la Vírgen de Luján que estuvo en la Guerra de Malvinas?

-Lo vivió con mucha alegría porque nosotros habíamos hecho unas tratativas con el obispo castrense británico, Paul Mason, y luego le pedimos a él si podíamos intercambiar las imágenes de la Vírgen. Aceptó y aquel 2019, en Roma, entregó una réplica para la catedral castrense británica, pues allí veneraban a Nuestra Señora de Luján y le rezaban por los caídos, tanto argentinos como ingleses. 

Entonces, el papa Franciscó entregó esa imagen a Mason y a mí me dieron la que volvía al país, la que había estado en Malvinas. El papa estaba muy contento y conmovido. Creo que para él, como argentino, fue importante porque estábamos ahí, los obispos castrenses británico y argentino, que acompañamos espiritualmente a las Fuerzas Armadas, unidos por nuestra madre. Sin duda que fue un momento muy fuerte para el papa. 

-Como obispo castrense usted está a cargo de acompañar espiritualmente a las Fuerzas Armadas y de Seguridad, ¿fueron un sector al que el papa oyó?

-Sin duda, y el 9 de febrero tuvimos el jubileo de los militares y las fuerzas policiales del mundo. Allí el Papa habló muy bien de los militares, de lo que hacen por preservar la paz y defender la legalidad, por el trabajo ante catástrofes naturales y por estar allí, incluso delegando la propia vida si fuera necesario.

Nos habló a los capellanes y a los curas y nos dijo que estamos entre los militares como testigos de Jesús, para consolarlos y ayudarlos. Incluso aquel 9 de febrero fue la última misa pública que el papa pudo tener. De hecho no pudo terminar de hablar. 

¿Cómo recuerda aquel momento?

-Para nosotros fue significativa. En aquel encuentro había representantes de las Fuerzas de más de 100 países. Éramos varios los obispos castrenses del mundo. Fue la última misa pública que el papa pudo celebrar. Recuerdo que tuvo que terminar de leer a su ayudante porque ya tenía dificultad. A los pocos días fue internado. El Papa estaba cerca del mundo militar, pero valorando la preservación de la paz, la entrega por el encuentro y por la fraternidad.  El Papa estaba cerca porque consideraba la vida de los militares y a ellos les agradeció su gran vocación de servicio.

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