Mons. Olivera | Es posible la paz, rezamos y obramos para que nunca más se suceda la guerra, este es un encuentro de hermanos, el que nos renueva en el trabajo de la fraternidad, de justicia y de paz, son una síntesis del mensaje compartido por el Obispo Castrense de Argentina durante la celebración del Encuentro Ecuménico por la paz. Celebrado en la Catedral Anglicana San Juan Bautista, en la mañana del primer domingo de Cuaresma, 6 de mazo de 2022 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
En el encuentro, organizado por el grupo laico cristiano, “La Fe del Centurión”, participaron, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina, el Obispo Castrense del Reino Unido, Mons. Paul James Mason, el Vicario General, Mons. Gustavo Acuña, el Canciller y Capellán Mayor de la Armada Argentina, Padre Francisco Rostom Maderna, el Capellán Mayor de la Fuerza Aérea Argentina, Padre César Tauro. También, estuvieron presentes, el Capellán Mayor de GNA, Padre Jorge Massut, el Capellán Mayor de la PSA, Padre Rubén Bonacina, el Rector de la Catedral Castrense, Stella Maris, Padre Diego Pereyra, el Vicario General del Obispado Castrense del Reino Unido, Padre Nick Gosnell, el Capellán de la Real Armada, Padre David Conroy, el Capellán de Real Fuerza Aérea, Padre Iam Stevenson y el Diacono, Dave Skillen.
Por parte de la Iglesia Anglicana en Argentina, estuvieron presentes, el Rector de la Catedral Anglicana San Juan Bautista, el Reverendo Marcelo Centurión, el Arcediano Reverendo, Hernán Dei Castelli, el Reverendo, David George, el Reverendo Irrazabal y el Ministro Ramiro Tunin. Participaron, la Sra. Embajadora del Reino Unido en la Argentina, Kirsty Hayes, veteranos de guerra ingleses y argentinos y fieles anglicanos y católicos e integrantes del grupo La Fe del Centurión.
Durante la ceremonia, los Obispos Castrenses fueron invitados a dirigir su palabra a los presentes, Mons. Santiago, decía en su mensaje, “es posible la paz, somos nosotros ministros de la paz y veo con mucha alegría esta posibilidad que nos pone a rezar (…). Veo que no solo nos remonta a lo que sucedió hace 40 años, sino que compromete a trabajar por la paz de nuestro corazón, por la paz de nuestras relaciones, por la paz en el mundo”.
Agregando en el final, concluía el Obispo Castrense de Argentina, “siempre el camino es el dialogo, siempre el camino es el conocimiento, pero lo más importante es el respecto al otro, el amor y los que tenemos fe, saber que el mismo Jesús sufrió la violencia para Él no ejercerla.
Por eso, nuestra presencia aquí también nos llena de alegría, porque este es un encuentro de hermanos. El, que nos renueva en este trabajo, de la fraternidad, de la justicia y de la paz”.
Por su parte, Mons. Paul, hablando de la guerra, decía, “todos hemos caído en un pozo y no podemos salir de él. No podemos salir ni siquiera con toda nuestra voluntad humana, ni con todos nuestros deseos, simplemente no podemos salir”.
Concluyendo en el final, cerró el Obispo Castrense del Reino Unido, “por sí solos no podemos escapar de esta situación, necesitamos de una mano, de alguien que nos saque de ese pozo, esa mano, es la mano de Dios, que llega al corazón de cada uno, en la oscuridad en que se encuentren.
Cuando Dios llega a ese corazón humano, tenemos dos opciones. En primer lugar: ¿Confiamos en su mano? Y finalmente: ¿Vamos a tomarnos de esa mano?”
Es de destacar, que, durante la ceremonia del Encuentro Ecuménico por la Paz, el Veterano de Guerra argentino, Luis Puga y el Veterano de Guerra inglés, Geoffrey Cardozo, compartieron en representación de todos los veteranos una alabanza. También se leyeron por parte de la Iglesia Anglicana, las cartas del Obispo Primado, Reverendo Nicholas Drayson y del Obispo Reverendo, Brian Williams.
A continuación, compartimos, los mensajes de los Obispo Castrenses de Argentina y el Reino Unido:
Mensaje de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:
Quisiera comenzar, dando gracias a Dios por este encuentro, quisiera agradecer el trabajo de la comunidad de laicos cristianos, “La Fe del Centurión” comprometidos con la paz. Quienes han hecho posible que estemos aquí, rezando juntos, renovando cada uno de nosotros el compromiso por la paz.
Agradecemos a la Iglesia Anglicana por recibirnos, quien abre sus puertas a nosotros. Sin duda la presencia del Obispo Castrense del Reino Unido junto a sus Capellanes y sumados a mi Vicario General, Capellanes Mayores y el Rector de la Catedral Castrense, Stella Maris, nos unimos porque creemos en la fraternidad, porque creemos en el encuentro, porque creemos en el dialogo.
Cuando el Santo Padre Francisco, me nombró hace 5 años, Obispo para las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad, lo hizo para que con mis Sacerdotes podamos anunciar la alegría del Evangelio. Parece difícil porque somos Obispos para las Fuerzas Armadas, soy un convencido que la presencia que valoramos de las Fuerzas es para preservar la paz, nunca para lesionarla y nunca por ambiciones humanas, jugando a la guerra, sabiendo que, aunque tengamos razones muy firmes, matamos vidas, proyectos, historias.
Es posible la paz, somos nosotros ministros de la paz y veo con mucha alegría esta posibilidad que nos pone a rezar como bien decía mi hermano. Veo que no solo nos remonta a lo que sucedió hace 40 años, sino que compromete a trabajar por la paz de nuestro corazón, por la paz de nuestras relaciones, por la paz en el mundo.
Rezamos y obramos para que nunca más se suceda la guerra, como decía San Juan XXIII, <<no le gusta, no cree en la guerra fría, caliente ni templada>>. Siempre el camino es el dialogo, siempre el camino es el conocimiento, pero lo más importante es el respecto al otro, el amor y los que tenemos fe, saber que el mismo Jesús sufrió la violencia para Él no ejercerla.
Por eso, nuestra presencia aquí también nos llena de alegría, porque este es un encuentro de hermanos. El, que nos renueva en este trabajo, de la fraternidad, de la justicia y de la paz. Muchas gracias y bendiciones para todos.
Mensaje de Mons. Paul Mason, Obispo Castrense del Reino Unido:
Todos hemos caído en un pozo y no podemos salir de él. No podemos salir ni siquiera con toda nuestra voluntad humana, ni con todos nuestros deseos, simplemente no podemos salir.
No podemos escapar, porque es nuestra voluntad humana, nuestro deseo humano el que nos metió en ese pozo. Y para poder liberarnos, necesitamos de alguien que nos dé una mano y que nos saque del pozo.
Sin esa mano estamos en la misma situación de una persona que cae en arenas movedizas, tratando de salir por sí solo, y que cuánto más trata de salir, más se va hundiendo. Miremos el siglo pasado, tuvimos la guerra que iba a terminar con todas las guerras, la primera guerra mundial y dos décadas después, tuvimos otra.
Después miremos, tuvimos la guerra entre nuestras dos naciones y hoy todos sabemos lo que está sucediendo en el mundo actual. Así que, por sí solos no podemos escapar de esta situación, necesitamos de una mano, de alguien que nos saque de ese pozo, esa mano, es la mano de Dios, la que llega al corazón de cada uno en la oscuridad en que nos encontremos.
Cuando Dios llega a nuestro corazón humano, tenemos dos opciones. En primer lugar: ¿Confiamos en su mano? Y finalmente: ¿Vamos a tomarnos de esa mano?
Si nos tomamos de esa mano, es un gran acto de fe, esa fe nos trae esperanza y esa esperanza nos trae paz. Esta es la paz del mundo que no nos puede dar, hoy oramos por todos aquellos que estuvieron hace 40 años, y oramos por aquella paz que el mundo no puede dar.
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