Mons. Olivera | Jesús viene a iluminar toda debilidad, esta luz nos hace avanzar sin temor por la vida, porque Dios está con nosotros, así lo expresaba el Obispo Castrense de Argentina al compartir la homilía durante la celebración de la Santa Misa, en la solemnidad de la Natividad del Señor. Celebrada en la noche de Navidad (25 de diciembre), en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, donde Mons. Santiago Olivera presidía la Eucaristía en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En la Homilía, decía Mons. Santiago, “es una alegría poder compartir con ustedes esta fiesta de Navidad. Nos hemos venido preparando en este tiempo del Adviento para celebrar este día con renovada fe, con auténtico gozo porque sin lugar a duda Navidad es la manifestación más clara del amor sin límites de Dios”.
Continuando, el Obispo compartió, “es maravilloso pensar que Dios nos amó tanto que envió a su Hijo para salvarnos. En el relato del prólogo del Evangelio de San Juan, nos dan claves muy importantes, primero de: ¿Quién es este Niño Dios? Este pequeño hecho hombre por nosotros, este Dios todo poderoso, este Dios rico que se ha hecho pequeño, frágil, se ha hecho pobre para salvarnos, este Jesús, es el Verbo de Dios hecho carne.
Lo decía el autor de la Carta a los hebreos, que de muchas maneras Dios nos había hablado, pero ahora nos habla por su Hijo, este misterio de un Dios que se humana, que se hace carne, pero que es Palabra para que tengamos vida. Es Palabra para que recuperemos la amistad con Dios, es Palabra para que este Dios visible pueda ser entendido y comprendido, (…)”.
Mons. Olivera también nos decía, “nosotros hemos vivido muchas navidades, esta es una nueva Navidad, no es una Navidad más, es una nueva posibilidad de renovar la alegría de saber que Dios está con nosotros, entre nosotros. Justamente no recordamos como con nostalgia lo que ha pasado allí en Belén, sino que actualizamos esta certeza de que Dios está con nosotros. Si Dios está con nosotros siempre, si este misterio que actualizamos hoy, de un Dios que eternamente nos acompaña nos llena de gozo, de alegría, de esperanza, de consuelo tal como lo hemos escuchado en la primera lectura de Isaías, autor de la carta a los hebreos y este Evangelio de Juan”.
En otro párrafo, Mons. Santiago reflexionaba diciendo, “en el peregrinar uno siempre vive momentos de dificultad, momentos de oscuridad, de dolor, momentos de ausencias, de partidas, pero Jesús se presenta como la Luz. Jesús viene a iluminar toda debilidad, está luz que nos llena de calor, que nos llena de gozo por lo tanto es también una buena oportunidad de que nos dejemos iluminar por Jesús. Que podamos preguntarle al Señor y responderle, que, meditando sobre nuestra vida, qué oscuridades tenemos para que el Señor nos ilumine, qué oscuridades hay en nuestro corazón, familia, trabajo, en nuestra Patria para que nos dejemos iluminar por su Luz.
Esta Luz que es Jesús, esta luz que nos hace caminar con paso firme y no vacilante, esta luz que nos hace avanzar sin temor por la vida, porque Dios, porque Él está con nosotros, porque el Verbo se hizo carne, nos dio la posibilidad de vivir también nosotros en clave de divinidad”. Finalizando, el Obispo decía del Dios con nosotros, “(…) esta condición humana del Dios hecho carne nos posibilita que nuestra carne alcanzar al mismo Dios y recuperar lo que en el inicio Dios ha querido, esta imagen y semejanza suya que el pecado desfigura, desfiguró y desfigura siempre para que nos dejemos transformar por Jesús y vivamos una gozosa y auténtica nueva Navidad”.-
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