Mons. Olivera | La unidad es el deseo de Jesús, justamente la condición para el creer, al cual debemos siempre tener conciencia de que el Señor nos pidió, así lo expresaba el Obispo Castrense de Argentina, al compartir la Homilía, en vísperas de la solemnidad de la Santísima Trinidad. Celebrada en la noche del sábado 11 de junio, en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) al concluir luego de Pentecostés la semana de oración por los cristianos.
Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago Olivera, concelebraron, el Vicario General, Mons. Gustavo Acuña, el Capellán Mayor de la PSA, Padre Rubén Bonacina, el Rector del Seminario Castrense, Padre Daniel Díaz Ramos, el Rector de la Catedral Castrense, Stella Maris, Padre Diego Pereyra. También, el Párroco de la Iglesia Luján Castrense, Mons. Alberto Pita y los Capellanes Castrenses, Padre Francisco Roverano, Padre Ricardo González y el Padre Enrique Xavier Fonrouge.
En la Homilía, Mons. Santiago nos decía, “es una alegría poder concelebrar con los Capellanes Castrenses, con el Párroco y Vicario de la Parroquia Luján Castrense y con cada uno de ustedes, porque en nombre de toda la Iglesia Diocesana Castrense, concluyendo esta semana de oración, luego de Pentecostés, estamos rezando por la unidad de todos los cristianos. Siempre es muy importante que tengamos en cuenta que, rezar por la unidad de los cristianos es fruto de la oración sacerdotal de Jesús, el Capítulo 17 de San Juan, en esa oración, pide al Padre <<que todos sean uno>> para dar testimonio por esta unidad de lo que el Señor quiere y desea para que mundo verdaderamente crea”.
Continuando, el Obispo, agregó, “es la oración de unidad de los cristianos en un sentido ecuménico, y también nos invita a la valoración de lo que tenemos, aquellas cosas que nos unen y no las que nos separan. La unidad es el deseo de Jesús, justamente la condición para el creer al cual debemos siempre tener conciencia de que el Señor nos pidió en el momento más importante, que es justamente, podríamos decir en su testamento”.
En otro tramo de la Homilía, señalaba, además, “(…), en esta semana y en esa Eucaristía, y uniéndonos así por estos medios a toda la Diócesis, queremos elevar al Padre esta oración, confiada y renovada para pedir por este don de la unidad. Unidad que también nos invita a pensar en nuestra propia unidad, la unidad de vida, la unidad de corazón, la coherencia entre lo que decimos y vivimos”.
Profundizando, Mons. Olivera, refiriéndose a esto último, añadía, “(…) la unidad sin lugar a duda en la diversidad, la unidad que significa no pensar todos igual, la unidad que significa poder tener criterios distintos pero que nos une sin duda el mismo Señor, la misma fe, y fundamentalmente el amor. Lo celebramos en esta solemnidad de la Santísima Trinidad. Ustedes saben que, en el antiguo Testamento, había certeza de un Dios único, en el nuevo Testamento, con algunos indicios del antiguo, tal como hemos escuchado en la primera lectura, del Libro de la Sabiduría, el Señor nos revela un Dios que es Trino”.
Avanzando, Mons. Santiago compartía, “el Espíritu Santo que no tiene un rostro personal, tal como lo veíamos en la fiesta de Pentecostés, imaginamos la presencia del Espíritu Santo como don de Dios como una paloma para significar, pero en realidad es la relación de amor, de amistad entre Dios y el Hijo. Nadie va a el Padre si no es a través del Hijo y nadie va al Hijo si no es a través del Espíritu. Es el Espíritu Santo que nos hará comprender todo lo que dijo Jesús, <<tengo muchas cosas que decirles, pero ustedes no las comprenden ahora>>”.
Seguidamente, el Obispo continuó, diciendo, “(…) en nuestra cultura, en nuestro tiempo donde a veces la verdad se opaca, o la verdad no interesa, los cristianos estamos llamados a dejarnos conducir por la verdad. A meternos en este misterio de la presencia de un Dios, Padre de Dios Hijo y del amor de ambos y la certeza del Espíritu que nos ayuda y nos introduce y nos pone en el camino, para profundizar nuestra relación con Dios”.
Finalmente, expresaba Mons. Olivera, “pidamos al Señor que nos de esta capacidad, de poder vivir aquello que más de una vez repito, que es la certeza, que, si lo amamos a Dios, si nos adherimos a Él, un Dios trinitario, iremos y haremos morada en el corazón de cada uno. Lo haremos en la media del amor que es justamente es el Espíritu Santo, el Espíritu de amor y el Espíritu de la verdad habita con Dios Padre e Hijo, en este misterio de relación trinitaria en nuestro corazón”. –
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