MONS. OLIVERA | No dejemos de rezar, para que, si es para Gloria de Dios y bien de nuestro pueblo, de nuestra Iglesia, de nuestra Patria, pronto podamos contar con Argentino del Valle Larrabure como un mártir, un santo, un testigo fiel y valiente, de nuestra historia, así lo expresó el Obispo Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad de la República Argentina mediante una carta que fue leída públicamente en la Santa Misa en el final de la Novena de oración por la pronta Canonización del Siervo de Dios, Larrabure. Celebrada en la Capilla del Panteón Militar de las Fuerzas Armadas en el Cementerio de la Chacarita, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el mediodía del 19 de agosto, día en que se conmemoraron 49 años de la muerte del Coronel Larrabure.
Encomendado por Mons. Olivera presidió la Santa Misa en la Capilla del Panteón de las Fuerzas Armadas del Cementerio de la Chacarita, Mons. Gustavo Acuña, Vicario General, concelebraron el Capellán Mayor de la PSA y Postulador de la Causa Diocesana, Padre Rubén Bonacina y los Capellanes Castrenses, Padre Omar Garello, Padre Gabriel Muñoz y Padre Rubén Gutiérrez, participaron Arturo Larrabure, hijo del Siervo de Dios, familiares y fieles castrenses. En la Homilía, Mons. Acuña decía, “nos reunimos para pedir en esta Santa Misa pidiendo que el Siervo de Dios, el Coronel Argentino del Valle Larrabure, sea pronto reconocido como Beato. Su vida, marcada por la fe, la valentía y el amor a Dios y a la Patria, es un faro de luz en medio de las tinieblas”.
Continuando agregó, “la palabra de Dios que hemos escuchado y el testimonio de vida del Coronel Larrabure nos muestra que la santidad no es solo para unos pocos elegidos, sino que está al alcance de todos. Cada uno de nosotros, en nuestra vida cotidiana, está llamado a vivir el Evangelio y a ser testigos de Cristo”.
Profundizando, el Vicario General, concluyó, “al pedir la beatificación del Coronel Larrabure, estamos pidiendo que su ejemplo nos inspire a vivir una vida más auténtica y comprometida con el Evangelio, y a ser hoy también verdaderos testigos. Por eso pedimos que la vida del Siervo de Dios Argentino del Valle Larrabure nos ayude a:
- Fortalecer nuestra fe: A pesar de las adversidades, él mantuvo una fe inquebrantable en Dios.
- Cultivar la esperanza: En los momentos más oscuros, él nunca perdió la esperanza.
- Amar a nuestros enemigos: Él perdonó a sus captores, pidió que su familia y amigos perdonen, y los encomendó a Dios.
- Servir a los demás: Su vida fue un testimonio de servicio a la patria”.
Antes de concluir la celebración y recibir la Bendición de Mons. Gustavo Acuña, el Postulador de la Causa Diócesana de Canonización de Larrabure, Padre Bonacina, leyó la carta de nuestro Obispo, en ella decía Mons. Santiago, “este 19 de agosto, día que mataron a este soldado de la patria, este testigo, este mártir de la patria que esperamos confiados que la Iglesia pueda confirmarlo, que no vaciló en mantenerse firme para no claudicar a sus valores humanos y cristianos, a ese precio no dijo con absoluta valentía, no podía cambiar su propia libertad, sus propios intereses, su propio bien, acosta de más muerte, de más asesinato, más enfrentamiento entre hermanos.
Es un hombre de Dios, un hombre de nuestra patria, un hombre de fe que tenemos que dar gracias al Señor por este regalo en nuestra historia, triste historia, (…)”. Cerrando, el Obispo concluía, “(…) rezamos mucho y no dejemos de rezar, para que, si es para Gloria de Dios y bien de nuestro pueblo, de nuestra Iglesia, de nuestra Patria, pronto podamos contar con Argentino del Valle Larrabure como un mártir, un santo, un testigo fiel y valiente, de nuestra historia, de nuestro pueblo y para nuestro pueblo”.
Seguidamente, el Padre Rubén Bonacina, agradeció la presencia de todos, así como también a quienes, a lo largo de la Novena de Oración por la pronta Canonización del Siervo de Dios, Argentino del Valle Larrabure en los Conversatorios compartidos participaron brindando sus testimonios. Vídeos que permanecen en nuestro canal de YouTube de la Diócesis donde se podrán repasar, volver a ver y compartir, así como también las celebraciones efectuadas por el Arzobispo de Tucumán, Mons. Carlos Sánchez en el Liceo Militar Gral. De Lamadrid, en San Miguel de Tucumán y el Obispo de Villa María, Córdoba, Mons. Samuel Jofré en Fabrica Militar de Villa María, luego de la bendición del Vicario General, los presentes junto a los Sacerdotes Capellanes se trasladaron hasta el lugar de descanso del Siervo de Dios, Argentino del Valle Larrabure donde rezaron su oración por su pronta Canonización.-
A continuación, compartimos en forma completa la carta de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense y para las Fuerzas Federales de Seguridad de la República Argentina:
Buenos Aires, 18 de agosto de 2024
Solemnidad de Nuestra Señora Stella Maris
Prot. 120/2024
MOSEÑOR GUSTAVO FABIAN ACUÑA
VICARIO GENERAL
Querido Monseñor Gustavo:
En primer lugar, quiero agradecerte la disponibilidad y prontitud para celebrar la Eucaristía, dando cierre a la novena de oración pidiendo con fe y con insistencia confiada, siguiendo la palabra que nos dice “todo lo que pidan en mi nombre Dios se los concederá”[1].
Por diversos compromisos pastorales no podré presidir la Santa Misa como me hubiera gustado, pero no quiero dejar de estar presente para agradecerte y mandar un saludo a todos los hermanos que participan con devoción y lo que nos siguen por los medios de comunicación, en este día tan significativo.
Este 19 de agosto, día que mataron a este soldado de la patria, este testigo, este mártir de la patria que esperamos confiados que la Iglesia pueda confirmarlo, que no vaciló en mantenerse firme para no claudicar a sus valores humanos y cristianos, a ese precio no dijo con absoluta valentía, no podía cambiar su propia libertad, sus propios intereses, su propio bien, acosta de más muerte, de más asesinato, más enfrentamiento entre hermanos.
Es un hombre de Dios, un hombre de nuestra patria, un hombre de fe que tenemos que dar gracias al Señor por este regalo en nuestra historia, triste historia, pero feliz podríamos decir parafraseando “feliz culpa la de Adán que mereció tal redentor”[2], feliz culpa de esos momentos turbulentos y violentos, que nos merecemos este hombre que sea luz para nuestro tiempo de oscuridad que exigen valentía sin temor para no claudicar, pero siempre viviendo el evangelio, como él nos enseñó, perdonando, amando y sin ningún tipo de rencor, de la reconciliación y sin duda un hombre que mucho antes hizo con su vida una cultura, un hábito del encuentro.
Arturo, su hijo, ha compartido en el Colegio Militar de la Nación, en la presentación un libro sobre Larrabure, que me parece un texto profético verdaderamente e iluminado por el Espíritu.
En el año 1975 ya decía Hang: “El coronel Argentino del Valle Larrabure es ya un arquetipo de la nacionalidad, unas veces el héroe surge del gesto intrépido pero momentáneo, del ímpetu de un instante que transfigura una vida anónima y la eleva a la gloria, sin embargo, este heroísmo puede tener mucho de pasión y de arrebato inconsciente. Más difícil, infinitamente más, es la permanencia de una conducta que no se rinde ni se doblega, aunque esté acosada por tremendas penurias y a través de largo tiempo. El heroísmo convertido en suceso cotidiano, en comportamiento habitual, sólo es posible por el triunfo completo del espíritu sobre la materia; por la victoria de la libertad y la fe en valores trascendentes sobre el temor y el dolor de la carne amenazada y torturada. Este martirio, sostenido con alma entera, adquiere perfiles de epopeya y nos dice con trágica pero vibrante elocuencia, que el pueblo argentino no ha muerto; que un pueblo capaz de dar varones como Larrabure, podrá sortear las más difíciles tormentas morales que se presenten en su camino hacia la grandeza, precisamente porque la lleva ínsita”.
Compartirán conmigo que estas expresiones dichas en el año 1975 son admirables, esto es lo que nosotros pensamos y reconocemos de Argentino del Valle Larrabure, coraje, dignidad y entereza a las generaciones futuras es lo que nos deja como legado, según este mismo artículo.
No quiero extenderme más, quiero agradecerles, sepan que rezamos mucho y no dejemos de rezar, para que, si es para Gloria de Dios y bien de nuestro pueblo, de nuestra Iglesia, de nuestra Patria, pronto podamos contar con Argentino del Valle Larrabure como un mártir, un santo, un testigo fiel y valiente, de nuestra historia, de nuestro pueblo y para nuestro pueblo.
Quiero agradecer a Dios porque esto que nosotros hemos comenzado con convicción y firmeza, el Señor nos regala estas palabras del artículo de 1975 que nos confirma en el trabajo que entre todos vamos llevando adelante.
Les envío a cada uno un fuerte abrazo y mi Bendición.
+Santiago Olivera
Obispo Castrense y
para las Fuerzas Federales de Seguridad
de República Argentina
[1] Jn 14, 13.
[2] Pregón Pascual.
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