Mons. Olivera | Nuestra cultura, nuestro tiempo necesita testigos del Evangelio que estén dispuestos a servir, así lo señalaba el Obispo Castrense de Argentina, al compartir la Homilía en la celebración de la Cena Señor. Celebrada en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), junto a la presencia de fieles castrenses en la noche del 6 de abril.
Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina, concelebraron Capellanes de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad. En la Homilía, Mons. Santiago señalaba en el inicio, “es una alegría que podamos celebrar juntos este inicio del tiempo pascual, dejando atrás el tiempo de la Cuaresma e iniciando este Triduo que nos prepara para la centralidad de nuestra fe, lo que da sentido y hondura a nuestra vida de creyentes que es juntamente, la muerte y resurrección de Jesús”.
Continuando, agregaba el Obispo, “no solo recordamos, hacemos memoria agradecida del paso de Dios por nuestras vidas, haremos también el gesto que hemos escuchado en el Evangelio de San Juan, el lavatorio de los pies, sino que, debemos vivir cada vez que nos reunimos a celebrar la Eucaristía, la novedad, la originalidad, la presencia real de Jesús y la invitación a que vivamos de acuerdo a sus enseñanzas”. Compartiendo, más adelante, “sin lugar a duda este tiempo, es un tiempo de verdadero gozo, porque no solo recordamos aquello que pasó hace más de dos mil años, sino que Jesús sigue ofreciéndonos este misterio de su entrega en cada Eucaristía”.
Además, Mons. Santiago nos decía que, en esta celebración, “(…) recordamos en este misterio de intimidad de Jesús con sus discípulos, la institución de la Eucaristía. <<Hagan esto en conmemoración Mía>>, cada vez que nosotros actualizamos este misterio del amor y que los Sacerdotes en nombre del mismo Jesús, como Cristo cabeza decimos, <<tomen y coman éste es mi cuerpo>>; <<tomen y beban, ésta es mi sangre>> se produce este misterio central en la vida de nuestra fe, el cual alabamos, damos gracias de este alimento que sin lugar a duda requiere una mirada más honda, más de fe”.
Profundizando, Mons. Santiago decía también, “nosotros, los Sacerdotes, somos elegidos y llamados para hacer la Eucaristía, para dar el alimento que es la propia vida de Jesús. Pero también entramos en ese desafío, en esa responsabilidad de ser otros Cristo, y la entrega que Jesús dice, <<tomen y beban ésta es mi Sangre derramada por ustedes>>, será lo que los Sacerdotes debemos renovar en cada Eucaristía”.
También, el Obispo subrayaba, “hemos sido testigo con la proclamación de la Palabra y lo reviviremos en unos momentos sobre el lavatorio de los pies, que no hay duda, que es un mandato de Jesús. Es decir, la caridad, el servicio, la entrega para los otros no es algo optativo para nuestra vida de la fe, la mirada atenta a aquellos que necesitan de nuestra atención.
Podríamos decir desde la Eucaristía, el compromiso por el amor social, el compromiso por el servicio, el compromiso de las necesidades de los otros, parte del mismo mandato de Jesús. << ¿Ven esto… lo que yo acabo de hacer?>> -Él que es Señor, que es Maestro-. <<Esto tienen que hacer ustedes>>”.
Avanzando en la Homilía, Mons. Santiago compartía, “hoy es un día de profunda alegría, aunque nos mete en el centro de nuestra clave de fe que es, el misterio de la muerte. Hoy es la última cena, porque ya mañana nos prepara para celebrar el misterio de la Cruz, que es justamente el monumento al amor de Dios sin límites por cada uno de nosotros”.
Llegando al final de sus palabras, el Obispo señaló, “nuestra cultura, nuestro tiempo necesita testigos del Evangelio que estén dispuestos a servir. No ser indiferentes a las necesidades, ser instrumentos de alimento de la vida, que es la Palabra de Jesús, que no solo se anuncia, que no solo se proclama leyéndola, sino que se anuncia con la vida y se predica con las actitudes. Pidamos al Señor entonces que nos renueve y que podamos vivir la alegría de sabernos rescatados, salvados, liberados por Jesús”.–
0 comentarios