Mons. Olivera | Pidamos la gracia, que podamos ser siempre aquellos que seguimos a Jesús y si le dijimos que sí, sea hasta el fin, que nuestra entrega sea hasta el extremo, así lo pedía el Obispo Castrense de Argentina al compartir la Homilía, en la celebración de la Santa Misa, en la Parroquia, San Miguel Arcángel, del Barrio Aeronáutico, El Palomar, en la I Brigada Aérea de la Fuerza Aérea Argentina, El Palomar, provincia de Buenos Aires. Fue en la tarde del sábado 30 de septiembre, en el marco de la fiesta Patronal de la Parroquia, San Miguel Arcángel, donde el Obispo, admitió a las Sagradas Órdenes, al Seminarista, Tomás Gerhauser.
Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago, Obispo Castrense de Argentina, concelebraron el Vicario General, Mons. Gustavo Acuña, los Capellanes Mayores de la Armada Argentina, Padre Francisco Rostom Maderna, el Capellán Mayor de la FAA, Padre César Tauro, el Rector del Seminario Diocesano, Padre Daniel Diaz Ramos, el Rector de la Catedral Castrense, Padre Diego Pereyra y los Capellanes Castrense, Mons. Alberto Pita, el Párroco, Padre Daniel Domínguez y el Padre Hernán Vigna. En la Homilía, Mons. Santiago decía, “la admisión no es un rito más en el camino hacia el sacerdocio, la admisión es el camino institucional que la Iglesia tiene en este camino vocacional para confirmar la vocación.
No es un trámite, sino, es una decisión digamos de la Iglesia y de Tomás, el ir habiendo hecho este camino, hoy la Iglesia lo recibe formalmente para continuar en la etapa formativa. Cuando uno cree que el Señor llama y ciertamente desde el corazón uno recordará los tiempos iniciales en la vocación, cuánta paz tenemos y sentimos cuando respondemos con prontitud y convicción a Jesús y decidimos u optamos seguirlo”.
Continuando, el Obispo señaló, “hemos escuchado recién en el Evangelio, esta parábola que es muy importante donde podemos formularnos en definitiva esta pregunta: ¿Quién cumplió la voluntad? ¿Fue aquel que dijo que no y después fue, o aquel que dijo que si y no fue? Es un gran desafío para nosotros este llamado cristiano a vivir de acuerdo a la fe que profesamos”.
Profundizando, Mons. Olivera nos revelaba, “esta invitación, a ir a trabajar y quien responde con generosidad después no va, podemos ser nosotros, que habiendo recibido la invitación de Jesús para plasmar en nuestras vidas el Evangelio, no lo hacemos carne. Y aquel que dijo que no, pero después fue haciendo un camino, seguramente de discernimiento y de conversión y se puso al trabajo, es una invitación para nosotros siempre, es la posibilidad para que nuestra vida sea coherente y manifestemos en ella, que estamos con el Señor, este es el gran desafío de todos los cristianos siempre”.
Ahondando, agregó, “me gusta repetir muchas veces que el Papa San Juan XXIII decía <que, con solo vivir, predique el Evangelio>, o de San Francisco cuando nos invita a pensar, que, <muchos en nuestro tiempo– lo decía de su tiempo, pero como los santos son siempre encarnación del Evangelio, tienen la actualidad de la Palabra-, algunos podrán leer el Evangelio con sus propias vidas>. Esta invitación, ciertamente es seguir a Jesús con nuestra propia vida y vivir de acuerdo a lo que el Señor nos pide”.
En otro párrafo, continuó Mons. Santiago, “hemos escuchado también en el texto, <ojalá haya muchos profetas entre ustedes> y esto también es muy relevante, porque en el bautismo nosotros hemos recibido– y a veces nos olvidamos – nuestra condición de profetas. Un cristiano es un profeta, un profeta es aquel que anuncia los caminos de Dios, un profeta es el que vive aún en la exigencia en los caminos de Dios, un profeta es aquel que denuncia los caminos que no son de Dios.
Sabemos que esta actitud trae complicación sin duda, trae dificultad, que requiere valentía, que requiere convicción. Pero es importante que nosotros recordemos que nuestra vocación bautismal nos puso en nuestro ambiente, en nuestra familia y en nuestro lugar con un corazón humilde y sencillo, con un corazón pobre y frágil a vivir esta dimensión esta dimensión profética y esto que hemos escuchado, quiera Dios que sea también resuene en cada uno de nosotros”.
En final de la Homilía, el Obispo compartió, “pidamos la Gracia, que podamos ser siempre aquellos que seguimos a Jesús y si le dijimos que sí, sea hasta el fin, que nuestra entrega sea hasta el extremo. Hoy vamos a pedir también, que en este paso que Tomás hace, que ponga las manos en el arado y mire siempre para adelante no para atrás, para seguir entregando su vida según el querer de Jesús”.
Antes de concluir la celebración y brindar la bendición a todos, Mons. Santiago nos invitó a rezar juntos la oración por los Seminaristas. En ese momento el Obispo nos pidió rezar por las respuestas generosas de las llamadas de Jesús.
Oración por nuestros Seminaristas
Jesús Pastor Bueno, que has llamado a
Nuestros seminaristas, a estar
contigo para moldearles un corazón de
pastor, semejante al Tuyo: bueno, manso,
itinerante, misionero
y seminarista; dispuesto a la entrega de la
propia vida, en el día a día.
Custodia en ellos, la generosa
Respuesta y la docilidad del corazón.
Renuévalos, siempre, en la alegría de
Saberse llamados y elegidos por Vos.
Suscita esa misma respuesta alegre,
generosa, dócil y valiente, en aquellos que
Sigues llamando.
Te damos gracias Pastor Bueno, por tanto
Bien, en favor de nuestra Iglesia Castrense.
Amén.
“Manda Padre, muchos y santos
Obreros a tus mies. Conserva y
Santifica a los que están”.
Ntra. Sra. de Luján. Ruega por nosotros.
San Juan de Capistrano y Santo Cura
Brochero. Rueguen por nosotros.
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