Mons. Olivera | Pido al Señor transitar lugares de encuentros, de paz, sin duda de justicia y de búsqueda de verdad, pero que prime la empatía con el otro, la solidaridad con los que sufren, así lo señalaba el Obispo Castrense de Argentina al reflexionar sobre el luctuoso accidente protagonizado por efectivos del Ejército Argentino en la provincia de Neuquén. Como es de púbico conocimiento, en la tarde del 21 de septiembre, cuatro efectivos de la Fuerza fallecían y dieciocho resultaban heridos al desbarrancar el vehículo que los transportaba en la Patagonia.

Ese mismo día se conocía una carta de Mons. Santiago Olivera dirigida al Teniente Coronel Hernán Chamadoira responsable del Regimiento de Caballería de Exploración de Montaña 4 del Ejército Argentino. En medio del luto nacional que atraviesa el país declarado por el Sr. Presidente de la Nación, el Obispo Castrense de Argentina compartía en primera persona su reflexión:

El último 21 de septiembre por la tarde nos hemos enterado del accidente que han tenido hermanos, hijos nuestros, amigos del Ejército Argentino. Sin duda que es un momento de mucho dolor, cuatro jóvenes militares han perdido la vida, dieciocho heridos se encontraban internados, algunos de mucha consideración ha sido el resultado del siniestro.

Sin duda es un cimbronazo, no solo para nuestro Obispado Castrense de Argentina, nuestra Diócesis, un Obispado personal al que se nos confía la vida espiritual de los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales de Seguridad junto a sus familias. Para nosotros ha sido un gran dolor que nos hace pensar también, respecto de la gratitud de estas vidas y de los que abrazan la vocación militar y de las Fuerzas Federales para custodiar nuestras fronteras, para preservar la paz, formándose en las Fuerzas para defender a nuestro pueblo y a nuestra gente. 

Me gusta imaginar nuestro servicio castrense como, el de servir a los que nos sirven, el de acompañar a los que generosamente van haciendo un camino de mayor entrega. Estos hombres y mujeres, muchos de ellos jóvenes, saben que en su profesión y vocación está la también la entrega de la vida, el riesgo que tienen siempre de ofrendarla.

He escuchado también de boca de uno de estos jóvenes, de un aspirante de estas Fuerzas que orgulloso me decía, <<porque quiero a nuestro pueblo, porque ama a mi tierra ofrezco y entrego mi vida>> aún si fuera necesario para defender y custodiar la nuestra.

Lógicamente el país está de luto, nosotros estamos triste, han muerto cuatro soldados, cuatro efectivos militares, un dolor para la familia, un dolor para el regimiento, un dolor para todos. Quiera Dios que estos accidentes, nos sirvan para tomar en serio lo que significa ayudar, mantener, proteger a nuestra gente, velando por los elementos, los materiales que deben ser utilizados, sabemos que es costoso, pero también entendemos que esto debe ser prioritario y no podemos postergarlo.

Hemos rezado la Eucaristía, la oración por el eterno descanso de los cuatro fieles nuestros que han partido, también por la salud y prota recuperación de los accidentados y por el consuelo de sus familias. Pero también hago un pedido de oración para dar gracias y para valorar a tantos que a lo largo y ancho del país custodian nuestras fronteras, cuidan nuestros recursos, protegen nuestros mares, nuestros ríos, cuidan nuestra gente.

Si uno piensa en el territorio nacional, a lo largo y ancho de él, pensamos en el Ejército Argentino, si hacemos lo propio con nuestros mares vemos a la Armada Argentina, en la GNA (Gendarmería Nacional Argentina) custodiando las fronteras y también las realidades de los conurbano o de otros lugares de nuestras provincias argentinas bien difíciles, cuando pensamos en nuestros ríos y lagos, también pensamos en la PNA (Prefectura Naval Argentina), y si miramos nuestros aeropuertos uno piensa en la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria). Como Obispo Castrense animo a los Capellanes de nuestra Diócesis a que recemos y que redoblemos nuestro esfuerzo de acompañar y sostener a nuestra gente.

A nuestro pueblo castrense, a todos los laicos y me animaría decir a todos los hermanos de nuestra querida Patria les pido, que nos ayuden con la oración y con la valoración de estos jóvenes que abrazan la vida militar, que abrazan las Fuerzas Federales de Seguridad que no solo también lo viven como un medio de vida y de justo salario, sino que también que abrazan sin duda mucho más que una profesión, sino una vocación, porque están dispuestos a entregarlo todo.

También me parece importante tener en cuenta que, frente a tragedias, accidentes, situaciones muy difíciles uno también vive la experiencia de gestos solidarios de nuestra gente, de nuestro pueblo. La Clínica Chapelco por ejemplo, allí en San Martín de los Andes recibió a los heridos con prontitud, sin pensar en nuestras obras sociales, si estamos al día, atendió con solidaridad a todos.

Me consta también de laicos, fieles cristianos, solidarios y fraternos que se pusieron a disposición de cuidar a los hijos de estos médicos que estaban atendiendo a los heridos, de estar cerca, de acompañar en el dolor, de sentir que verdaderamente que frente a catástrofes y tragedias todavía tenemos una reserva moral muy importante. Frente a ello, me surge pedir también al cielo y al Señor de caminar y transitar lugares de encuentros, de paz, sin duda de justicia y de búsqueda de verdad, de transparencia, pero que prime la fraternidad, la empatía con el otro, la solidaridad con los que sufren. Finalmente, pido una oración muy especial por estos cuatro hermanos y por tantos que a lo largo y ancho del país pierden la vida por actos de servicio.-