Mons. Olivera | Que, como Brochero, podamos gastar todas nuestras energías para todos se encuentren con Jesús, porque ese encuentro con Él, transforma nuestra realidad, nuestra Patria, nuestro corazón, así lo expresaba el Obispo Castrense de Argentina, en el final del vídeo mensaje compartido, en el día de San José Gabriel del Rosario Brochero. En sus palabras, Mons. Santiago nos narra cómo Brochero fue presentándose en su vida, contando además, que su imagen lo acompaña desde que era un joven seminarista.
Además, también comparte que cuando le fue anunciado que había sido nombrado Obispo de Cruz del Eje por el Papa Francisco, su acto inmediato fue exclamar, “la tierra de Brochero”. Agregando, “realmente sentí una gran alegría, porque a Brochero ya lo tenía como amigo, lo conocía y la presencia en Cruz del Eje y el trabajo pastoral para la Beatificación y la Canonización me hizo conocerlo aún más”.
En el marco del 183° aniversario del nacimiento de Brochero, en el año en que se conmemora el 10 aniversario de su Beatificación, el Obispo decía, además, “damos gracias a Dios por este amigo, por este intercesor, por este sacerdote, por este pastor con olor a oveja, pastor con olor a Dios”. Completando, cerraba, “que, como Brochero, podamos gastar todas nuestras energías para todos los hombres y mujeres se encuentren con Jesús, porque ese encuentro con Él, transforma nuestra sociedad, transforma nuestras familias, nuestras parroquias, nuestra realidad, nuestra Patria, nuestro corazón”.
A continuación, compartimos la transcripción del vídeo mensaje de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:
Un sacerdote que estaba en la provincia de Córdoba, cuando yo era seminarista, un joven, me regaló un cuadro del Venerable Brochero. Desde ese día, acompañó toda mi formación como seminarista y obviamente mi ministerio sacerdotal.
El cuadro estaba puesto en la cabecera de mi cama y lo sentí siempre amigo y cercano. El rector de mi seminario, Mons. José Antonio Gentico era muy devoto del hoy Santo y nos pudo transmitir el cariño de este sacerdote cordobés.
Cuando el Nuncio Apostólico el 15 de junio del 2008 -estoy transitando los 15 años-, me comunicó que el Papa Benedicto XVI me había nombrado Obispo de Cruz del Eje, mi primera expresión, casi inconsciente, sin pensarlo, rápidamente le dije: ¡la tierra del Cura Brochero! Lo recuerdo muy grabado a fuego, porque el Nuncio me dijo, «y le quiero pedir que se ocupe de la causa del Cura Brochero».
Realmente sentí una gran alegría, porque a Brochero ya lo tenía como amigo, lo conocía y la presencia en Cruz del Eje y el trabajo pastoral para la Beatificación y la Canonización me hizo conocerlo aún más. Tengo un particular cariño y amistad con el hoy Santo Cura Brochero y agradezco a Dios el haber pasado por aquella bendita tierra.
Siempre digo, hay un antes y un después, sin lugar a duda a la primera Diócesis como Obispo uno le tiene un particular afecto, pero también allí se conserva el tesoro, la reliquia podríamos decir, pero la memoria viviente, el monumento pastoral del Santo Cura Brochero que estará siempre grabada en nuestros corazones. Además, hoy Brochero es Patrono del Clero Argentino, particularmente en mi Diócesis Castrense, es patrono en el introductorio del Seminario en la formación.
Conservo muchos recuerdos de aquel tiempo, podría decir como anécdotas en este camino recorrido, vienen a mí, los primeros pasos rumbo a la Beatificación. Siempre evoco aquello que, lo que el árbol tiene de florido le viene de lo que tiene sepultado, en tal sentido, soy un agradecido de aquellos que, tanto en la Diócesis de Cruz del Eje como en la Arquidiócesis de Córdoba, trabajaron para llegar a lo que fue, primero, Venerable y luego la búsqueda de los posibles milagros que han podido concretarse.
Pero entre las anécdotas, una muy significativa, es que yo sentí siempre al Cura Brochero como parte de mi clero, nunca como una memoria del pasado, sino como una presencia viva en medio de mi Pueblo, en medio de mi gente, en medio de los sacerdotes que se me confiaban en ese tiempo como Obispo. Recuerdo que, en el proceso de la causa de Beatificación, faltaban algunos temas y dialogando con el Vicario Judicial de aquel entonces, quién hoy también lo sigue siendo, el Padre Dante, él me decía, “ojalá se consiga algún testimonio que pueda iluminar el camino hacia la beatificación”.
Entonces le digo, “quédate tranquilo que se lo pediré al Cura Brochero”, y con sorpresa, a los pocos días me llama diciendo, que ese testigo había aparecido. A lo que le respondo a modo de broma, pero lo vivía como verdad, “el Padre Brochero prometió obediencia a mí y mis sucesores”, que es el respeto y obediencia que hacemos cuando nos ordenamos sacerdotes, y es lo que yo le había pedido al Cura Brochero, que ese testigo aparezca.
Son anécdotas simpáticas, pero es sin duda la presencia de que el Padre Brochero nos acompañó en el camino a la Beatificación y luego a la Canonización. Como siempre digo, «Dios escucha la oración de su Pueblo», porque fundamentalmente Dios había escuchado la oración del Pueblo que no solo había olido, había intuido que no solo había un pastor con olor a ovejas, sino que había un pastor con olor a Dios, un hombre que había estado en Villa del Tránsito y que hoy en Villa Cura Brochero, sigue acogiendo, abrazando, escuchando a los peregrinos.
Esto que se puede constatar desde hace mucho tiempo, los que vinieron como turistas se convirtieron en peregrinos, los que llegaron como peregrinos sintieron justamente que este pastor los recibía, los escuchaba. Y nuestro pueblo nos dio la certeza, la sabiduría de que este pastor era un buen intercesor, un amigo de Jesús y, por lo tanto, un amigo de su gente, de su Pueblo.
Damos gracias, por que estamos transitando el año en que se cumplirán diez años de la Beatificación del Santo Cura Brochero. Nos parece que fue ayer, no parece que fue hace mucho, pero han pasado diez años porque vivimos esta doble realidad, pero damos gracias porque ha pasado una década en la cual, allí, en Villa Cura Brochero pudimos experimentar la fiesta, la alegría, el gozo de rubricar la certeza de que Dios escucha a su Pueblo, lo sabemos, pero, nos dio la gracia para vivir ese acontecimiento.
En estos diez años que celebraremos, hoy lo hacemos desde Brochero Santo, porque la Providencia ha querido que, a solo tres años de la Beatificación, la Iglesia, el Santo Padre Francisco haya podido confirmar, que un segundo milagro lo ha hecho santo, fue aquel 16 de octubre del año 2016, en Roma. Damos gracias a Dios por este amigo, por este intercesor, por este sacerdote, por este pastor con olor a oveja, pastor con olor a Dios.
Que Dios los bendiga, y damos gracias, muchas gracias al Señor por este pastor grande que ilumina nuestras vidas, y que nos invita a transitar caminos de paz, caminos de fraternidad, caminos de mirar con atención las necesidades de nuestra gente, de nuestro pueblo en este tiempo. Y fundamentalmente que, como Brochero, podamos gastar todas nuestras energías para que todos los hombres y mujeres se encuentren con Jesús, porque ese encuentro con Él, transforma nuestra sociedad, transforma nuestras familias, nuestras parroquias, nuestra realidad, nuestra Patria, nuestro corazón.-
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