Mons. Olivera | Que podamos escuchar la voz del Cnel. Larrabure, que podamos perdonar, que no tengamos odio, que no haya rencores, que no haya venganza, ésta será la mayor fidelidad a su causa, la frase sintetiza apenas un fragmento del la Homilía compartida por el Obispo Castrense de Argentina. Fue en la celebración de la Santa Misa presidida por Mons. Santiago Olivera, en el 47° aniversario de la muerte del Argentino del valle Larrabure en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján Castrense, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la noche del viernes 19 de agosto.
En la Homilía, Mons. Santiago decía, “estamos celebrando esta Eucaristía con la presencia de mucho de ustedes, donde venimos a recordar la muerte del Coronel Larrabure, es una alegría poder compartir con los Sacerdotes Capellanes y seminaristas de nuestra Diócesis y ustedes”. Agregando, “(…) permítanme solamente leer, como a modo de transcripción lo que la liturgia cotidiana trae a la reflexión de la primera lectura, esta profecía de los huesos que habla de la esperanza.
Dice, <<cuantas veces nos sentimos como estos huesos, desalentados, con el ánimo por el piso, desparramados, cada uno por su lado sin que haya fuerza que nos levante o que nos una. El cambio no será obra nuestra, sino del Espíritu de Dios, Él hace de cada caído una creatura de pie, de cada desanimado alguien fortalecido. El Espíritu une a los desparramados con la fuerza de un ejército, entonces celebramos la vida>>”.
Continuando, el Obispo añadió, “esto, que es textual, al comentario que leíamos de la Liturgia de hoy, traía a mi memoria la expresión del Cnel. Larrabure, que quiere morir de pie y que hace una tan linda oración:
<<Quiero morir de pie, invocando a Dios
en mi familia, a la patria en mi Ejército,
a mi pueblo no contaminado con ideas
empapadas en la disociación y en la sangre.
¡Oh Dios misericordioso, te pido humildemente
me concedas esta gracia!>>
Sin lugar a duda podríamos decir, profética oración del Cnel. Larrabure, pero decía, la providencia ha querido que las lecturas ilustren esta realidad y el Evangelio que acabamos de escuchar, el cual siempre es bueno que podamos ponernos en situación y en referencia, tal como dice San Ignacio de Loyola”. En otro párrafo, Mons. Olivera, compartía, “(…) la certeza que amamos a Dios, la certeza de que hemos comprendido el Evangelio será justamente esta unidad en el amor al prójimo, como signo de nuestro amor a Dios.
Recordamos que San Juan decía, <<aquel que dice que ama a Dios, a quien no ve y no ama al prójimo, a quién ve, es un mentiroso>>, es decir nuestro amor a Dios, siempre va a pasar por el amor al hermano”. Avanzando, el Obispo repasó, “decía al comienzo, que la providencia nos reúne a mucho de ustedes, también a los Padres, que venimos a rezar sobre lo que le pasó al Cnel. Larrabure hace 47 años. En un momento oscuro, difícil e injusto de nuestra historia, la misma es iluminada por un llamado al amor, a la confianza, al no rencor ni a la venganza”.
Sobre esto último, Mons. Santiago afirmó, “por eso, nosotros confiados en esta enseñanza que es plasmar el Evangelio, justamente hacer realidad el Evangelio y el que hemos escuchado, el amor a Dios por sobre todas las cosas, pero el amor al prójimo como signo del amor a Dios. Descubrimos, queremos, pedimos y rezamos si es la voluntad de Dios y para gloria suya, que pronto pueda ser Canonizado el Cnel. Larrabure”.
En otro tramo, sobre la causa de Canonización del Cnel. Larrabure, Mons. Olivera señalaba, “estamos en la etapa inicial, estamos recogiendo material, estamos haciendo este camino que implica consultar a obispos, el parecer del inicio de esta causa. Todo Obispo tiene la posibilidad de iniciar una causa que consideramos puede ser muy iluminadora para estos tiempos, como los santos que se adelantan e iluminan los tiempos oscuros y nos hacen ver de un modo muy cercano la posibilidad de la encarnación del Evangelio”.
En este inicio de proceso de consultas a los Obispos, uno de ellos contestaba mediante un escrito a Mons. Santiago, el cual fue compartido por el Obispo Castrense, donde le dice sobre Larrabure, “<<me resulta particularmente admirable su llamado al perdón y a deponer todo odio, aunque suceda lo peor -se entiende su muerte- aprendiendo a poner la otra mejilla. Esta clara referencia evangélica muestra que la raíz de su actitud es cristiana y heroica, supera ampliamente las posibilidades ordinarias y una gran altura moral en un hombre virtuoso. No puedo dejar de ver allí, una particular inspiración divina a la cual correspondió hasta su muerte.
Así mismo el testimonio de que podría haber negociado su libertad a cambio de enseñarles a hacer explosivos a la banda de asesinos que lo secuestró, capacitándolos para que cometan otros crímenes, muestra que aceptó la muerte por no quebrantar la justicia. Dichas razones, me llevan a tener al Cnel. Larrabure como un auténtico mártir cristiano, que aceptó libremente la muerte por inspiración divina antes que quebrantar la ley de Dios y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo>>”.
Más adelante, Mons. Santiago preguntaba y respondía, “¿cuál debe ser la actitud de aquellos que rezamos por la pronta Canonización? Descubriendo que la violencia nunca es el camino. Recordando que él pedía no odiar a nadie, que realmente estamos recordando a un creyente, su mensaje, una y otra vez nos hablaba del perdón, de poner la otra mejilla”.
Prosiguiendo, el Obispo subrayó, además, “pero, cuando la Iglesia presenta un modelo y al cual queremos, si así es voluntad de la Iglesia, que es voluntad de Dios, así podrá ser recordado y celebrado. Es un faro que ilumina, pero también es un modelo el cual nos recuerda la exigencia de la vida evangélica, y la novedad yo creo es mirar la historia completa, pero sin odio, sin venganzas, sin rencores, porque este será nuestro tributo al hombre que nosotros ponemos nuestra mirada”.
Finalizando, pedía Mons. Olivera, “que podamos escuchar la voz del Cnel., que perdonemos, que no tengamos odio, que no haya rencores, que no haya venganza. Ésta será la mayor fidelidad a la causa para proponer un hombre que intentará iluminar toda la historia en un tiempo que sabemos difícil de nuestra historia, pero que nos pide la exigencia de vivir, de plasmar el Evangelio, el cual, su mayor modelo es Jesucristo”.-
0 comentarios