Mons. Olivera | Quiera Dios que, con la oración perseverante, porque el Señor escucha a su pueblo, tengamos Pastores para servirlos

10 marzo, 2021

Mons. Olivera | Quiera Dios que, con la oración perseverante, porque el Señor escucha a su pueblo, tengamos Pastores para servirlos, así lo decía el Obispo Castrense de Argentina durante su Homilía durante la celebración Eucarística, en el inicio del Seminario Castrense, San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero. Fue en la media mañana del miércoles 10 de marzo, en la Capilla del Seminario, cito en la Casa de Formación San Juan Pablo II, en Combate de los Pozos 2073 de CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

Presidió la Santa Misa, Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina, concelebraron, el Vicario General y Referente de la Animación Espiritual del Seminario, Mons. Gustavo Acuña, el Canciller y Capellán Mayor de la Armada Argentina, Padre Francisco Rostom Maderna, los Capellanes Mayores de las Fuerzas Armadas, Ejército Argentino, Padre Eduardo Castellanos, Fuerza Aérea Argentina, Padre César Tauro. Los Capellanes Mayores de las Fuerzas Federales de Seguridad, de Gendarmería Nacional Argentina (GNA), Padre Jorge Massut, Prefectura Naval Argentina (PNA), Padre Diego Tibaldo, Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), Padre Rubén Bonacina, el Rector del Seminario Castrense, Padre Daniel Díaz Ramos, el Vicerrector, Padre Diego Pereyra, el Confesor Ordinario del Seminario Castrense, Mons. Alberto Pita y Capellanes Castrense y Auxiliares presentes (25 Sacerdotes).

Acompañaron, autoridades de las Fuerzas Armadas, Ejército Argentino, Armada Argentina, Fuerza Aérea Argentina, Fuerzas Federales de Seguridad, GNA y PNA en representación de nuestros fieles castrenses. En su Homilía, luego de saludarnos a todos y recordar los orígenes de nuestro Seminario Castrense, decía Mons. Olivera, “(…) es un día de verdadera fiesta, nos llena de gozo poder hacer visible un camino que se viene realizando, el que hace a la formación de los futuros Sacerdotes (…).

Agregando, “este es el momento, es el camino providencial para que tengamos nuestro Seminario Castrense, nuestra propia casa para ir a estudiar a Villa Devoto, junto con otros tantos Seminaristas de distintas Diócesis Territoriales. Entonces, si la nuestra es una Diócesis personal y tiene su razón de ser, de existir por la peculiaridad, también la formación de un Seminarista Castrense debe tener la peculiaridad, porque es ir al encuentro, al terreno, es disponer también el corazón para la entrega de la propia vida como son nuestros fieles”.

También, Mons. Santiago nos hizo una especial referencia sobre la importancia de contar con un Seminario Castrense, “(…) un Seminarista territorial se prepara para servir a su pueblo en un determinado territorio, nosotros preparamos, formamos a los Seminaristas Castrenses para no quedarse en un pequeño territorio sino en toda la República Argentina”. Agregando, “y también, en los lugares donde hay misiones de Paz, allí hay un Capellán, donde está el Rompehielos ARA Alte. Irízar, donde está la Fragata Libertad hay también un Capellán, es decir, la preparación artesanal que supone una formación más específica (…).

Nuestro Obispo también destacaba, “la formación en un Seminario es justamente para ir haciendo un camino de discernimiento, para saber si Dios llama a la entrega total, un corazón de Pastor, que no tiene límite en el amor y se entrega como Jesucristo para servir a su pueblo, para servir a Dios, pero para servirlo en su pueblo”. Añadiendo más adelante, “recemos para que el Señor siga suscitando Servidores para servirlos, esto también es un Don de Dios, pero también es un mandato de Jesús, <<ruguen al dueño del campo que envíe operarios a sus mies>>”.

Es de destacar, que nuestro Obispo designó las siguientes autoridades en el Seminario Castrense, San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero:

1. Rector: Pbro. Daniel Aníbal Díaz Ramos;

2. Vicerrector, Responsable del Curso Introductorio y Delegado para las Vocaciones: Pbro. Diego Manuel Pereyra;

3. Referente de la Animación Espiritual: Mons. Gustavo Fabián Acuña;

4. Confesor ordinario: Mons. Alberto Carlos Pita;

5. Director espiritual: Pbro. Jorge Alberto Massut.

También, Mons. Santiago, estableció que los Estudios Académicos de los seminaristas de este Obispado Castrense se lleven a cabo en el Seminario Inmaculada Concepción de la Arquidiócesis de Buenos Aires, ubicado en Villa Devoto, junto a los seminaristas de otras diócesis de la Región Metropolitana y de la Patagonia Argentina, permitiendo así continuar con una integración y comunión con otros futuros sacerdotes. También, el Obispo Castrense de Argentina, agradeció vivamente al Seminario Arquidiocesano de Mercedes Luján, su Arzobispo y autoridades, por tantos años de preocupación, dedicación y en la formación de muchos de nuestros actuales sacerdotes.

A continuación, compartimos en forma completa Homilía de Mons. Santiago Olivera, Obispo Castrense de Argentina:

CABA, 10 de marzo de 2021

Casa de Formación San Juan Pablo II

Santa Misa, inicio de Seminario San Juan de Capistrano y Santo Cura Brochero

Homilía de Mons. Santiago Olivera

Obispo Castrense de Argentina

En primer lugar, gracias a quienes están presente y a quienes nos siguen a través de los medios de comunicación, es una alegría muy grande contar la presencia de las autoridades de todas las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad quienes están en nombre de todas las Fuerzas que son, nuestra familia Diocesana. Así como también la presencia de los Capellanes Mayores de todas las Fuerzas, lo mismo que los Capellanes Castrenses y Auxiliares, quienes todos juntos, fieles y Sacerdotes hacemos Epifanía, esta manifestación de nuestra Iglesia particular, como lo es la Diócesis Castrense de Argentina.

Para nosotros es un día de verdadera fiesta, nos llena de gozo poder hacer visible un camino que se viene realizando, el que hace a la formación de los futuros Sacerdotes, podemos decir, aquellos que son en nuestras Fuerzas, los Cadetes, los que se preparan a entregar su vida por amor a Dios, por amor a la Patria. También aquí, habrá un grupo de jóvenes Seminaristas, que se preparan para entregar su vida, en esta particular forma de vida que hace a la Diócesis Castrense de Argentina, que es servir al pueblo particularmente de las Fuerzas Armadas y Fuerzas Federales de Seguridad y a sus familias.

Nosotros consideramos que, este tiempo es histórico, pero también recordamos que venimos haciendo camino, puesto que años atrás ya tuvo su lugar el Seminario Diocesano Castrense en Campo de Mayo. Donde los Sacerdotes que fueron Seminaristas completaron su formación en algunos Seminarios del país y en este último tiempo, lo hacían en el Seminario de la Arquidiócesis de Mercedes Luján.

Este es el momento, es el camino providencial para que tengamos nuestro Seminario Castrense, nuestra propia casa para ir a estudiar a Villa Devoto, junto con otros tantos Seminaristas de distintas Diócesis Territoriales. Entonces, si la nuestra es una Diócesis personal y tiene su razón de ser, de existir por la peculiaridad, también la formación de un Seminarista Castrense debe tener la peculiaridad, porque es ir al encuentro, al terreno, es disponer también el corazón para la entrega de la propia vida como son nuestros fieles.

Nuestros fieles castrenses nos moldean, no es igual para un Obispo ser Obispo territorial que ser Obispo de una Diócesis personal, un Seminarista territorial se prepara para servir a su pueblo en un determinado territorio, nosotros preparamos, formamos a los Seminaristas Castrenses para no quedarse en un pequeño territorio sino en toda la República Argentina.

Y también, en los lugares donde hay misiones de Paz, allí hay un Capellán, donde está el Rompehielos ARA Alte. Irízar, donde está la Fragata Libertad hay también un Capellán, es decir, la preparación artesanal que supone una formación más específica, donde podríamos agregar muchas cosas más, pero ésta, es la clave. Esto es el motivo de alegría y nos da mucho gozo poder expresarlo con ustedes, nuestra familia Diocesana, las Fuerzas Armadas, el Ejército Argentino, la Armada, la Fuerza Aérea Argentina, las Fuerzas Federales de Seguridad, la GNA, la PNA, la PSA estas familias, instituciones que, para nosotros, ustedes son nuestros fieles y los Seminaristas y los Sacerdotes nos preparamos a servir a los servidores de nuestra Patria, valorando, queriendo, amando a este, nuestro pueblo concreto. 

La formación en un Seminario es justamente para ir haciendo un camino de discernimiento, para saber si Dios llama a la entrega total, un corazón de Pastor, que no tiene límite en el amor y se entrega como Jesucristo para servir a su pueblo, para servir a Dios, pero para servirlo en su pueblo. Ese es el camino de un Seminario, de algún modo es como que se muere a las cosas del mundo, metido en él, compartiendo muchas cosas del mundo, pero teniendo una clara mirada hacia el cielo, una clara convicción Evangélica y saber que el seguimiento de Jesús supone nuevos criterios, nuevos modos.

Por ello, sumamos entonces a esa formación de un Seminario, el cual vamos ayudando a modelar el corazón como Jesús, el buen Pastor, el mejor modelo en este Seminario Castrense para dejarnos modelar por la vida, por el modo, por la manera de ustedes, nuestros fieles. Esto es motivo de mucha alegría y damos Gracias a Dios en primer lugar y gracias aquellos instrumentos de la Providencia que se han hecho cercanos.

Quienes están contentos y que fundamentalmente rezaran por la fecundidad de este lugar, donde seis Seminaristas, podríamos decir, el grupo histórico que inician la apertura del Seminario. Quiera Dios que, con la oración perseverante, porque el Señor escucha a su pueblo, tengamos Pastores para servirlos.

Muchos me preguntaron, pero de dónde. De nuestras comunidades cristianas. Y cuáles son ellas. Los Regimientos, los Destacamentos, las Guarniciones, las Brigadas, de nuestra propia realidad, pero también de nuestras familias, la familia castrense, como algunos de nuestros actuales Seminaristas lo son.

Recemos para que el Señor siga suscitando Servidores para servirlos, esto también es un Don de Dios, pero también es un mandato de Jesús, <<ruguen al dueño del campo que envíe operarios a sus mies>>. A nuestro Seminario Castrense lo ponemos bajo el Patronazgo de San Juan de Capistrano, quien es el Santo Patrono universal de los Capellanes Castrenses por lo que significa su vida, su defensa, su entrega sin límites y la introducción, al Patronazgo del Santo Cura Brochero, Patrono del Clero Argentino, para que también nuestro Santo Curo ilumine y ayude a la vida de los jóvenes, para seguir dejándose moldear y configurar con Jesús.

Hemos escuchado en los relatos, tanto en la primera Lectura de Deuteronomio, como la rúbrica de Jesús que, Él no viene abolir la ley, sino a darle la plenitud. Podríamos preguntarnos entonces, si nosotros también estamos dispuestos a escuchar cuando dice, <<Y ahora Israel escucha los preceptos y leyes que yo les enseño>>. ¿Y para qué, el Señor enseña las leyes y los preceptos? Es para la vida, para que lo pongamos en práctica.

Esto que después va a resonar tan fuerte en la predicación de Jesús, <<felices aquellos que escuchan y practican>>. Es decir, los preceptos, la ley, para nosotros serán como un andador que tenemos en nuestra vida, de seguimiento, pero que luego, si descubrimos el centro de nuestra vida, que es el amor a Jesucristo, el amor a Él, la ley, como que se desdibuja.

Cuando uno ama al Señor, la ley queda en un segundo plano, no hacemos por la ley tantas cosas, lo hacemos por amor, nos pasa como en la vida familiar, la crianza de un hijo, el educar, el amor de una esposa, esposo, el trabajo. Podríamos preguntarnos, qué ley nos pide que nos tenemos que ocupar de todo esto, solo el amor nos hace capaz de entregar todo, de hacerlo sin límites, de entregar nuestro corazón y entregarnos en primer lugar a Dios Nuestro Señor y a Jesucristo.

El Señor que nos mostraba un nuevo modo del amor, ya no el precepto de la ley del Talión sino un amor que es como revolucionario, que perdona, que espera, que no tiene un límite humano. Ese que a veces nosotros ponemos y decimos todo tiene un todo tiene un final, pero para Dios, para el Señor, para los cristianos, para nosotros, el perdón y el amor no tienen límites.

Una y otra vez debemos vivir bajo esta enseñanza de Jesús, esta plenitud de la ley, la ley para la vida, la ley para poner en práctica. Por eso debemos trabajar siempre por la unidad de nuestra vida, para que aquello que decimos sea lo que hacemos, por aquello hacemos sea expresión de lo que tenemos que decir, a eso estamos llamados, nos sentimos pobres y frágiles, pero, estamos llamados a vivir así.

Pidamos al Señor que, en este tiempo de la Cuaresma, en este tiempo que nos prepara a actualizar el acontecimiento más importante de nuestra fe, que es la muerte y resurrección de Jesús, nos renueve en este deseo, en este seguimiento, en esta vida, en esta práctica de la ley, que es la ley del amor. Que así, sea.

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