San Juan | Pentecostés es la fiesta de la Iglesia, es la fiesta de la misión, cada uno de nosotros estamos llamados a misionar, a ser instrumentos de la paz, así lo afirmaba el Obispo Castrense de Argentina, Mons. Santiago Olivera al compartir la Homilía, al presidir la celebración Eucarística en Iglesia Catedral San Juan Bautista de la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo, en la ciudad capital sanjuanina. Fue en la tarde del domingo 5 de junio, en el primer día de visita Pastoral a la provincia, luego de concluir la procesión por las calles de la ciudad de San Juan, Mons. Santiago acompañado por el Arzobispo de San Juan, Mons. Jorge Lozano, el Capellán Mayor de GNA, Padre Jorge Massut, el Capellán Mayor de la PSA, Padre Rubén Bonacina y Sacerdotes de la Arquidiócesis de San Juan de Cuyo recibían a la imagen Ntra. Sra. de Luján Malvinera, quien hace una semana se encuentra peregrinando por la provincia.
En la Homilía, Mons. Santiago, luego de saludar a los presentes, agradecía a Mons. Lozano el poder presidir la Santa Misa en la Fiesta de Pentecostés, seguidamente, explicaba a los fieles, que hace 5 años es el Obispo Castrense de la República Argentina. Profundizando, decía el Obispo, “la Iglesia, aquí en Argentina, desde hace 65 años, dada la particularidad forma de vida de los hombres y mujeres de las Fuerzas y sus familias ha pensado que ellos, para que tengan una especial atención en la asistencia espiritual”.
Agregando, continuó, “algunos se preguntarán, por qué las Fuerzas Armadas y las Fuerzas Federales tienen un Obispado propio. Es el único Obispado que es una Diócesis personal, por eso el Obispo Castrense es, Obispo de la República Argentina, Pastor de quienes están en nuestro país y de quienes han partido en misiones especiales en el extranjero”. En el repaso del tiempo, también decía, “yo no vengo del mundo militar, ni de las Fuerzas Federales de Seguridad, soy un Sacerdote diocesano del gran Buenos Aires, después Obispo de la Diócesis de Cruz del Eje, Córdoba y el Santo Padre Francisco me pidió que acompañara personalmente este mundo, estas vidas y estos corazones”.
Además, Mons. Olivera compartía, “en la misión de los efectivos, es de destacar, que ellos poseen la única profesión, que, en su horizonte, pero en su realidad más viva, se plantea la posibilidad de la entrega hasta el extremo. Podríamos decir, sin límite, la entrega de su propia vida por defender nuestras fronteras y nuestras vidas. Por ese sentido y además por los tratados, por los desarraigos, lo que significa la vida militar y de las Fuerzas Federales, la Iglesia ha entendido que exista una Iglesia que acompañe, sostenga y ayude a vivir esa profesión en su ámbito y en su realidad”.
Seguidamente, Mons. Santiago decía que el Obispado Castrense está, “para ayudarlos a crecer en su amistad con Jesús, para darles ánimo y consuelo, para sostenerlos. Es por eso que, por un Capellán de la Fuerza Aérea Argentina ha llegado a las Islas Malvinas esta imagen de la Virgen que hoy nos acompaña”.
En otro tramo, el Obispo Castrense decía de Ntra. Sra. de Luján Malvinera, “hace unos días, escuchaba al Jefe del Ejército, que al referirse a Ella, la llamaba María Veterana de Guerra porque estuvo allí en las Islas. A mí también me gusta imaginar y pensar en las tantas miradas y oraciones que ha recibido en las Malvinas, en las intenciones y deseos, tal vez para algunos de nuestros hermanos, la imagen de la Madre, fueron las últimas, y están allí, custodiando nuestra Patria en las islas, porque han entregado la vida”.
Continuando, señalaba, “la Virgen de Luján, que por los Capellanes ha llegado a nuestra tierra, no ha tenido otro sentido que decir, esta Madre que al pie de la Cruz que Jesús nos regaló, y dijo, <<ahí tienes a tus hijos>>. Esta Madre, que siempre se las arregla a lo largo de la historia, de los tiempos y de las distintas advocaciones marianas de manifestar la verdad, de tomarse bien en serio el mandato, el testamento de Jesús, de ser la Madre de todos, y allí en Malvinas entonces, la Virgen María estuvo.
Esta imagen de la Virgen María en Malvinas, nos evocaba la fortaleza que debe tener un verdadero cristiano y un testigo valiente como son los hombres que fueron a las Islas”. Luego relataba cómo fue el proceso de la historia de la imagen, de cómo llegaba de las Islas Malvinas a la Iglesia Catedral Castrense del Reino Unido y de allí a nuestra Patria 37 años después gracias a el descubrimiento de grupo de laicos, La Fe del Centurión que solicitaba su retorno, gestión que encabezaba Mons. Santiago Olivera junto Mons. Paul Mason, Obispo Castrense del Reino Unido y la participación del Santo Padre Francisco en el año 2019.
Avanzando, Mons. Santiago decía, “(…) la Virgen así, ha llegado a casa, está imagen de María que tiene su origen el Obispado Castrense, es la Virgen que Peregrina, que sale a recorrer a lo largo y ancho del país. La Virgen, que va al encuentro de todos los veteranos, pero también del pueblo argentino que la venera, que la quiere. Y que, en estos 40 años, la providencia ha querido que este recorriendo nuevamente el país y no se detiene”.
Además, Mons. Olivera subrayaba en la Homilía también, “la providencia ha querido que esto suceda en el domingo de Pentecostés, tal como lo hemos escuchado en Los Hechos de los Apóstoles, que en la fiesta de Pentecostés estaban todos unidos, íntimamente reunidos y en oración con la Virgen María. Así estamos, unidos en oración, en la intimidad que nos hace sentir familia, como hermanos, porque Dios es nuestro Padre, junto a nuestra Madre que no dejó a sus hijos”.
Finalmente, decía el Obispo, “que gozo saber que el Espíritu de Dios si lo abrimos en nuestro corazón nos llena de su luz y de su paz, que María nuestra Madre, llena del Espíritu Santo, la que entregó su vida por el amor a Dios nos ayude a seguir su camino, a peregrinar con Ella y como Ella y nos ayude, a decir siempre en nuestra vida, <<hágase en mí tu Palabra>>. Que Podamos entonces en esta fiesta de Pentecostés renovar el deseo de hacer lo que Jesús nos dice y quiere que vivamos y hagamos”.-
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